Este año, como marca la tradición, Felipe VI y Doña Letizia, acogerán en el Palacio Real a las primeras autoridades de los poderes del Estado, autoridades nacionales y autonómicas, y diferentes personalidades de la sociedad española, con motivo del Día de la Fiesta Nacional.
Concretamente, en el Salón del Trono Sus Majestades los Reyes, recibirán el saludo de los invitados a dicha recepción, como ocurrió el año pasado. Aunque, deseo, pero desconfío, que este año sus señorías hayan aprendido a saludar al jefe del Estado.
Los reyes de España esperan de pie en el centro del salón, delate de los dos tronos flanqueados por Apolo y Minerva, el saludo de sus invitados que van entrando a la estancia por orden protocolario, según marca el Real Decreto 2099/1983. Por lo tanto, la primera autoridad que abre el besamanos y que saluda a los monarcas es el presidente del Gobierno de España.
Al margen de reverencias, genuflexiones o sencillo saludo, cada cual es libre de elegir la fórmula que le apetezca, lo que no podemos dejar al margen es la buena ejecución del saludo. Un saludo correcto, y sobre todo en el ambiente que estamos comentando, es aquel que se realiza sin prisas, y marcando correctamente cada acción del saludo. Son unos segundos, pero es tiempo suficiente para ofrecer a nuestro anfitrión, y, en este caso, jefe del Estado, nuestro respeto, agradecimiento y, sobre todo, reconocimiento a su autoridad.
Lo ocurrido el año pasado en este mismo acto fue vergonzoso. Las primeras autoridades del gobierno español circulaban en fila delante de Sus Majestades los Reyes sin parar el paso y haciendo un juego de movimientos de mano en el pecho y cabeza, que algún día nos podrían explicar su significado.
Solamente unos pocos dieron ejemplo de cómo se realiza un saludo respetuoso a un jefe de Estado en una recepción oficial: la autoridad llega a la posición de su superior, quien está de pie esperando su saludo, se para y se coloca frente a él, le mira, inclina levemente la cabeza y/o le estrecha la mano, y sigue su camino. ¡Tan difícil es!
Es lamentable comprobar como nuestros representantes no respetan las formas. Y es triste ver como el jefe del Estado español aguanta carros y carretas.
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