Labios de fresa… los tuyos, los míos, que se llegan a conocer, labios de fresa, sin chocolate, entre tú y yo. Labios de fresa con azúcar, sin colorantes ni conservantes. Labios de fresa con su almíbar y su sabor. Labios de fresa que se atraviesan sin dolor porque hay amor. Labios de fresa, labios que te quiero. Labios. Labios de azúcar, labios de miel, labios que besan hasta el atardecer, labios de azul, labios de mar, labios que amor dan sus labios a la luz… Y sin embargo, para probarlos, tendrás que llegar a luchar cuerpo a cuerpo con mi madre. Óyelo bien.
Labios que ríen, labios que saltan, labios que muerden, labios amados del ser, uno al otro, en su flor y nata con su fresa y todo. Labios de miel, de cachapa, de melocotón, que se aman, que se dicen amor, se reconocen, se aprietan, labios con su sabor a fresa, que se comen con besos y de los besos se alimentan, labios sin tormento, labios sin pecado cuando el ser amado es el que te ama y te lo ha demostrado. Labios caprichosos, encontrados, que se quieren, sin conocer pecados, labios cariñosos, labios siempre labios, labios sin más, que son eso: unos labios… que sirven para hablar, amar, callar, comer fresas y oler a mar. Labios difíciles de llegar a juntar.
Labios que se encuentran y se reconocen labios, labios que se besan sin tocar. Labios del sol, que brillan y resplandecen, labios cariñosos y dulces como un hojaldre, como el turrón. Labios de almidón, sabor a luz con nubes de otoño y con su contraluz. Labios de besos traviesos, de lunas, de estrellas y entre ellas, la tuya. Labios que podrían, quizá, llegar a demostrarme que me quieren. Tan sólo, quizás, si se reconocen y vencen los infranqueables obstáculos.
Fin de "Labios" y fin de todo el pasado, que para mí es utopía. Cada uno a su vida.
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