Se cumple un siglo desde que el Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini capturó el poder en Italia. El 27-29 de octubre de 1922, unos 30 mil uniformados con camisas negras y poco armados marcharon sobre Roma, lo cual produjo la caída del Gobierno y que Mussolini sea declarado Primer Ministro del Rey Víctor Manuel III para que, desde esa posición, cierre el Parlamento, proscriba a la oposición y cree un Estado corporativo y totalitario.
Para febrero, Antauro Humala propone que lleguen a Lima medio millón de reservistas vestidos con polos negros, pardos o verde oliva, con lo cual cerraría el Congreso y abriría el paso a una II República encabezada por él. ¿Qué similitudes y que diferencias tienen los nacionalismos extremos del fascismo y del etnocacerismo?
Fascismo
El fascismo surgió como una reacción brutal ante la revolución soviética rusa (la cual ahora viene cumpliendo su 105 aniversario). Los partidos comunistas que se habían empezado a expandir por toda Europa en el último quinquenio planteaban derrocar al capitalismo mediante revoluciones y dictaduras proletarias que se basasen en consejos de obreros, campesinos y soldados y que expropiasen al capitalismo generando una economía nacionalizada y planificada.
Mussolini creó su partido postulando que su enemigo principal eran las izquierdas y desarrollando grupos de choque que constantemente les atacaban. Mientras los comunistas eran internacionalistas que llamaban a la unidad mundial de los trabajadores para ir a una sociedad global sin clases ni Estados, los fascistas eran ultranacionalistas quienes buscaban mantener a la vieja clase dominante (y en el caso italiano a su guerra), vengarse de la derrota en la I guerra mundial (1914-18), volver a expandir las fronteras del país y crear un capitalismo corporativo y totalitario.
El ejemplo de Mussolini fue seguido por Adolfo Hitler, quien 11 años después tomó el poder en Alemania y le dio su propio toque ultra-racista. 3 años antes que los nazis capturen Berlín, el Perú tuvo un dictador que abiertamente reivindicaba a Mussolini y organizaba sus propias camisas negras. Este fue el del Presidente Luis Miguel Sánchez Cerro (1930 y 1931-33).
Etnocacerismo
Hay varias cuestiones que son similares entre las ideas originales del fascismo y del antaurismo. Ambos marchan con uniformes militaristas, llaman a un nuevo Estado muy nacionalista y piden recuperar con guerras territorios perdidos ante vecinos. Hitler y Antauro proponen un etno-nacionalismo que implica, en el primer caso, de que la raza aria controle a Alemania, y que en el segundo la cobriza gobierne al Perú. Si los nazis buscaron purgar a Alemania de los judíos y gitanos, los etno-caceristas piden echar de sus empleos (y presumiblemente del país) a lo que él llama la "invasión venezolana" compuesta, toda ella, por "un millón de delincuentes". Mientras Hitler y Mussolini fueron ocupando territorios perdidos ante otros países en recientes conflictos militares, Antauro pide hacer lo mismo, empezando con los que Chile nos quitó hace 14 décadas.
Sin embargo, también hay diferencias claves. Si para Mussolini, Sánchez Cerro y Hitler el principal enemigo fueron las izquierdas, para Antauro lo es la derecha y todos los "presidelincuentes" neoliberales. Al Gobierno que más reivindican fue al "antiimperialista" del General Juan Velasco (1968-75) quien proclamó una "revolución socialista militar" la cual chocó con EEUU, hizo que el Perú fuese el país sudamericano más cercano a Cuba y a la URSS, redistribuyó tierras, hizo la reforma agraria, nacionalizó el petróleo, cobre y muchas empresas estratégicas, oficializó el quechua y dio acceso parcial a los trabajadores a la gestión y utilidades de sus empresas.
Los etnocaceristas nunca han atacado a las izquierdas y a los sindicatos. Más bien han entablado alianzas electorales con varios de sus sectores (incluso hasta con los seguidores de Abimael Guzmán). Su teórico, Isaac Humala, fue cabeza de lista por Lima de Perú Libre en las legislativas del 2020. Reservistas antauristas apoyaron a Pedro Castillo en las presidenciales y le defienden frente al golpismo.
Si Mussolini y Hitler representaban a los grandes capitales y buscaban proteger a las viejas elites, los etnocaceristas se enfrentan contra estos. Incluso llaman a restaurar el Tahuantinsuyo y hasta la religión politeísta andina contrapuesta al cristianismo.
Naturaleza contradictoria
El etnocacerismo es en sí una total contradicción. No tiene sentido combinar a una etnia (un grupo diferenciado por su raza, credo o lengua) con Cáceres (un antiguo militar y presidente quien, además, fue el que más recursos nacionales entregó a los británicos).
Si bien reivindican a Velasco, no quieren declararse como él de ser "socialistas" o "izquierdistas". Le han dado un contenido más plebeyo, pero también racista y xenofóbico a lo que fue la "democracia social de participación plena" de 1968-75. La I república, que ellos saludan como un paso adelante, fue fundada por una invasión real de tropas comandadas por los generales venezolanos Bolívar y Sucre. Cuando plantean fundar una II república despreciando a la anterior como "criollla", implícitamente cuestionan a la herencia de sus ídolos Cáceres y Velasco.
Por lo demás, Antauro Igor Humala Tasso, es alguien cuyos 4 nombres vienen del extranjero, que solo se comunica en castellano, que reivindica la comida criolla y a diario usa o consume productos o tecnologías provenientes del hemisferio norte. Es 100% imposible reconstituir al Tahuantinsuyo o hacer que sus viejas fronteras, instituciones, religiones o idiomas desplacen a las actuales. El etnocacerismo es, como el peronismo argentino o el MNR boliviano, un nacionalismo tan contradictorio que puede ir en cualquier dirección y albergar alas "antiimperialistas" y también represivas antisocialistas. Una muestra de sus inconsistencias y fracturas es que su inicial caudillo máximo, Ollanta Humala, acabó congraciándose con Vargas Llosa y el neoliberalismo.
Mientras que al fascismo es un enemigo mortal al cual hay que enfrentarlo en las calles con el frente único de las organizaciones laborales y populares, el etnocacerismo es un movimiento con el cual los sindicatos y las izquierdas pueden hacer acciones conjuntas contra el golpismo y la ultraderecha, pero manteniendo su propia independencia y cuestionando a su ultranacionalismo, racismo y xenofobia.
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