Los días del 11 al 13 de noviembre, se celebró en Jaca el Encuentro “Ruralismo o Barbarie”, promovido por la Confederación de Consumidores y Usuarios, CECU, apoyando al mundo rural a través del mismo, buscando propiciar un intercambio de experiencias profesionales y personales de diferentes organizaciones e instituciones de España.
En esta convocatoria participo, entre otras asociaciones de Aragón, representantes de FACU (Federación Aragonesa de Consumidores y Usuarios). El mundo rural ha sido y sigue siendo un motor esencial dentro de la dinamización social y económica, desde la agricultura, ganadería y la agroindustria y sigue sufriendo una discriminación y se encuentra estigmatizado por diferentes brechas que ponen en peligro su sostenibilidad y hasta su propia existencia. CECU y FACU, se ha propuesto apoyarlo apuntalando diferentes tipos de iniciativas que propicien el intercambio de experiencias profesionales y personales y fomentando el emprendimiento y el liderazgo, sirviendo de inspiración a quienes quieran vivir y desarrollar sus actividades en el medio rural.
Se han tratado temas relacionados con la energía, la alimentación y el consumo responsable y sostenible. Al final del congreso se recogieron una serie de propuestas y conclusiones a las que se dará difusión y se dirigirán a las diferentes instituciones que proceda para su valoración.
El mundo rural, necesario e imprescindible, me recuerda al legionario romano, que, en plena erupción del Vesubio, permaneció de guardia, hasta que le llego su fin, una lección de “templanza, valor y comprensión”, puntales que pueden cambiar el futuro.
La templanza, que adecuadamente y ordenadamente ha mantenido sus valores para no desviarse de su verdadera esencia y su capacidad de adaptarse a la nueva realidad.
El valor, esa actitud que dignifica obras y trabajos y que supera obstáculos y la comprensión de su inmensa generosidad, a pesar de todos los numerosos errores cometidos y aun así no perder la esperanza y su visión de futuro.
El mundo rural consciente que luchar siempre ha sido su destino. Enfrentarse, sin desaliento, a los obstáculos. Ahí radica su verdadera fuerza y sentido.
El mundo rural que siempre ha cumplido con su destino y voluntad cara a su papel en la sociedad y que nunca se ha desanimado y ahora apoyado especialmente por la fuerza de la mujer y su tesón femenino en el emprendimiento inasequible a la adversidad ante normas que solo se redactan con perspectiva urbana.
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