Veterinarios trabajando en una granja en Turquía. En el mundo avanzan los acuerdos para reducir el empleo de antimicrobianos que aceleran el crecimiento de los animales con destino al consumo humano, debido a sus consecuencias sobre la salud humana, ambiental y el ambiente. Foto: Ridvan Vahapo/FAO
Ministros de salud, ambiente y agricultura de todas las regiones del mundo llegaron este viernes 25, en esta capital árabe, a un consenso para fijar nuevos límites al uso de medicamentos antimicrobianos en humanos y animales.
La Tercera Conferencia Ministerial Mundial de Alto Nivel sobre Resistencia a los Antimicrobianos fijó por primera vez objetivos numéricos para detener la resistencia a los antimicrobianos (RAM), y los llevará a próxima Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la materia, en 2024.
Los antimicrobianos son agentes que matan o detienen el crecimiento de microorganismos, su empleo masivo aumenta la farmacodependencia y puede crear superbacterias, haciendo que las infecciones sean más difíciles de tratar, y por eso participan en la muerte de millones de personas cada año.
La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se produce cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos ya no responden a los agentes antimicrobianos. Como resultado, los antibióticos y otros agentes antimicrobianos se vuelven ineficaces, las infecciones se vuelven difíciles o imposibles de tratar, lo que aumenta el riesgo de propagación de enfermedades y muertes.
En el Manifiesto Ministerial de Mascate (Omán) se establecieron tres objetivos globales, el primero de los cuales es reducir la cantidad total de antimicrobianos utilizados en los sistemas agroalimentarios, en al menos 30-50 % para 2030, impulsando los esfuerzos nacionales y mundiales.
Los antimicrobianos incluyen los microbiocidas como alguicidas, bactericidas, fungicidas y virucidas. También están los pesticidas, mayoritariamente químicos, como acaricidas, insecticidas, herbicidas, arboricidas y graminicidas, y antibióticos que incorporados al pienso de los animales estimulan su crecimiento.
Los plaguicidas antimicrobianos también se utilizan en la agricultura para tratar y prevenir enfermedades en las plantas.
El segundo objetivo es preservar los antimicrobianos de importancia crítica para la medicina humana, poniendo fin al uso de antimicrobianos médicamente importantes para promover el crecimiento en animales.
Y un tercer propósito es asegurar que los antibióticos del grupo ‘Acceso’ (categoría de antibióticos que son asequibles, seguros y tienen un bajo riesgo de RAM) representen al menos 60 % del consumo total de antibióticos en humanos para 2030.
La conferencia estimó que los objetivos acordados serán clave para proteger la eficacia de los antimicrobianos y frenar el desarrollo de la RAM en todo el mundo, así como para reducir la contaminación ambiental y la propagación de la RAM.
Los países también se comprometieron a implementar planes de acción nacionales para la resistencia a los antimicrobianos y fortalecer la vigilancia a través de una mejor gestión y notificación de datos, la participación del sector privado y la implementación de prácticas basadas en evidencia.
El Manifiesto fue saludado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (Omsa).
La FAO “reconoce la importancia de reducir la necesidad de antimicrobianos en las granjas y pronto lanzará una iniciativa de 10 años para brindar apoyo integral a los miembros que se centren en transformar los sistemas agroalimentarios para contribuir a esta reducción”, dijo su director general, Qu Dongyu.
En la conferencia se consideró que la pandemia covid-19 pudo limitar los esfuerzos globales para abordar la RAM, pero también demostró los vínculos críticos entre humanos, animales y el ecosistema ambiental.
“La resistencia a los antimicrobianos es uno de los desafíos más urgentes y complejos de nuestro tiempo y, sin embargo, tal vez porque no es tan dramática como una pandemia, una guerra o una emergencia humanitaria, no atrae la misma atención”, observó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Las agencias de las Naciones Unidas consideran que “una variedad de partes interesadas, incluidos los sectores de atención de la salud, farmacéutico, veterinario, de seguridad alimentaria, agrícola y ambiental, tienen la responsabilidad compartida de continuar respondiendo colectivamente a la resistencia a los antimicrobianos”.
“Un tercio de los planes de acción nacionales sobre la resistencia a los antimicrobianos no incluyen el medio ambiente. Esto señala la importancia crítica de apoyar a los países para impulsar acciones para prevenir y reducir la contaminación ambiental”, dijo por su parte la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen.
Monique Eloiut, directora general de la Omsa, dijo que “al fortalecer las prácticas de bioseguridad y crianza, como la vacunación animal, podemos alcanzar de manera sostenible los objetivos acordados. Reducir la necesidad de antimicrobianos es la mejor manera de prevenir la resistencia ante ellos”.
El grupo cuatripartito, de FAO, OMS, Pnuma y Omsa, se comprometió a continuar coordinando una respuesta global y multisectorial a la RAM, y de apoyar a los países en el desarrollo e implementación de planes de acción nacionales al respecto.
A-E/HM - Fuente: IPS
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