El escritor y académico José María Merino, y Premio Nacional de las Letras Españolas 2021, ha escrito esta novela con un evidente propósito de crear una obra de ficción pero que, además, mezcle el género de la novela histórica, una historia sentimental, cuentos intercalados y auto ficción. El experimento es arriesgado en sí mismo. Según el propio autor, ha conseguido una tríada que aúna todos esos elementos variopintos que ofrece un resultado que sorprende al lector, cuando menos, por su deseo constante de encontrar nuevas vías de expresión narrativa, en una búsqueda constante de hacer lo que nunca había hecho antes., en aras de la experimentación narrativa. Esta obra, a pesar de su contenido heterogéneo y aunque imbricado en una unidad narrativa, sin embargo, conserva la independencia entre todos los elementos que la componen. El primero de dichos elementos es lo que considera novela histórica situada temporalmente en el siglo XVI, lo cual es muy habitual en este autor que ha demostrado siempre su gran fascinación e interés por el Siglo de Oro en otras obras anteriores. Los personajes son la hereje Lucrecia de León, la pensadora Olivia Sabuco y la pintora Sofonísba Arguisola, tres mujeres inteligentes y con una fuerte personalidad que compartían el triste destino de toda mujer en esa época que era vivir en el ostracismo, eclipsadas por los hombres. La vida de la artista italiana Sofonisba Arguisola, dama de honor de Isabel de Valois, esposa de Felipe II, y cuyos cuadros han sido atribuidos a pintores hombres, se va narrando a través dela extensa documentación utilizada por el autor, que no solo recrea su vida, sino también reconstruye su psicología, a través de la que se perfila una imagen fiel de los ambientes aristocráticos de la época. En esta obra se reproducen bastantes pinturas de Sofonisba, de las que una mayoría son retratos que era la especialidad de la artista. A pesar del atractivo que representan las imágenes de dichas obras pictóricas, Merino ha querido no solo hablar de esa época pasada y los problemas de las mujeres que destacaban en ella, sino que hace un salto temporal hasta hoy para presentar una perspectiva actual de la lucha de géneros tan en boga. Además, también destaca la figura de Felipe II, presentando su imagen muy en contra de la opinión actual de dicho personaje histórico. Por otra parte, la novela sentimental, cuenta la historia de una ficticia pareja de vecinos del autor, compuesta por la esposa Teresa, bibliotecaria y su marido, el pintor Fortu, un individuo egoísta y egocéntrico, y que, por la falta de matices e ironía en el trazo descriptivo, el personaje es completamente plano y sin credibilidad alguna. Además, parece reflejada la extraña pareja que forman los dos por el gran contraste de caracteres en el que sale ganadora la esposa por su dulzura y paciencia con el personaje de su marido que es un idiota anodino en su falta de matices. Aunque la “La novela posible” (Alfaguara, 2022. 261 pp.) es fácil de leer y amena, y ofrece la visión del autor sobre el mundo, sin embargo, la obra resulta en conjunto un tanto esquemática, a falta de una mayor extensión para entrar más profundamente en lo narrado y sus muchas implicaciones y vericuetos a los que se puede llegar. Parece como si esta obra fuera el esquema o borrador con el que, más adelante, se pueda completar la obra definitiva. La tercera narración es una especie de crónica del confinamiento por el COVID, tan en boga actualmente, en la que describe la vida diaria de esta oscura etapa, la vigilancia de los vecinos, y todas las anécdotas que propiciaron esa dura etapa en la que la soledad y el aislamiento fueron los protagonistas. De ese tiempo de sobras del confinamiento surgen los diez minicuentos de tono sombrío y pesimistas, que ponen en evidencia la gran pericia narrativa del autor en los relatos de corte brevísimo.
“La novela posible” es una obra que, a pesar de sus aciertos, entre ellos la polifonía que representan su varias narraciones y lo que ofrece de juego con el lector que tiene que hacerse cómplice del autor y concederle las licencias necesarias para su lectura, aceptando el juego literario que ofrece, no posee la ambición literaria de otros libros suyos anteriores y realiza en este último título un experimento que parece más apropiado para escritores de menos experiencia y prestigio consolidado que el que tiene, por méritos propios, José María Merino.
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