El senderismo, y el turismo de montaña en general, atrae a millones de viajeros internacionales cada año y puede contribuir a mejorar la vida de las comunidades que habitan esas alturas, pero en algunas regiones, como en los Andes, aún queda mucho trabajo por hacer para potenciar su aprovechamiento. Foto: Chun Chang Wu/Dreamstime-FAO
MADRID – El turismo de montaña puede desarrollarse en favor de los millones de personas que las habitan, de su cultura y sus recursos naturales, en particular en América Latina, según ha planteado un informe presentado esta semana por la Organización Mundial de Turismo (OMT) y otras agencias de las Naciones Unidas.
En las montañas viven unos 1100 millones de personas, algunas de las cuales se encuentran entre las más pobres y aisladas del mundo.
Al mismo tiempo, las montañas atraen desde hace mucho tiempo a los fanáticos del senderismo, la escalada y los deportes de invierno. También a los visitantes por sus espectaculares paisajes, su rica biodiversidad y sus vibrantes culturas locales.
El informe sostiene que el turismo ha demostrado ser un salvavidas para muchas comunidades en las regiones montañosas, y puede desempeñar un papel destacado en la protección de los medios de subsistencia adaptados a estos frágiles ecosistemas, que se enfrentan a continuas amenazas por el cambio climático y la sobreexplotación.
Pero la falta de datos y conocimientos sobre el tema le impide aprovechar plenamente esas oportunidades a numerosas comunidades, dice el estudio preparado por la OMT junto a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la Alianza para las Montañas y otras entidades.
En 2019, el año más reciente del que se dispone de cifras, los 10 países más montañosos (en términos de altura media sobre el nivel del mar) recibieron solo ocho por ciento de las llegadas de turistas internacionales de todo el mundo, señala el informe titulado “Comprender y cuantificar el turismo de montaña”.
Qu Dongyu, director general de la FAO, y Zurab Pololikashvili, secretario general de la OMT -con sede en esta capital-, asentaron en el prólogo del informe que “medir el volumen de visitantes a las montañas es el primer paso vital que debemos dar”.
“Con los datos adecuados, podemos controlar mejor la dispersión de los flujos de turistas, apoyar una planificación adecuada y crear políticas que fomenten el desarrollo sostenible y garanticen el beneficio de las comunidades locales”, agregaron los responsables.
Para planificar y gestionar eficazmente el turismo de montaña es necesario comprender mejor su magnitud y sus repercusiones económicas, sociales y medioambientales. Hasta la fecha, los datos disponibles son muy limitados.
A medida que el sector se recupera de las consecuencias de la pandemia covid-19, se replantea también la oportunidad de gestionarlo mejor y aprovechar su contribución hacia un futuro más resiliente, inclusivo y sostenible.
El estudio seleccionó 46 países de África, América, Asia, el Pacífico, Europa y Oriente Medio, que consideró relevantes para estimar tendencias y volúmenes mundiales y regionales de turistas de montaña.
El turismo internacional de montaña representaría entre nueve y 16 % de las llegadas de turistas internacionales en el mundo, es decir, entre 195 y 375 millones de turistas. La gran cantera es Europa, con entre 112 y 205 millones de turistas que cada año llegan con la mira puesta en las montañas, seguida de Asia y el Pacífico, con entre 45 y 900 millones de personas dispuestas a disfrutar sus alturas.
Las cifras son muy modestas en África (entre cuatro y ocho millones de turistas internacionales de montaña) y en el Medio Oriente (entre dos y cinco millones).
En América, entre 35 y 70 millones de personas arriban cada año para hacer turismo en las montañas, pero más de dos tercios, entre 24 y 49 millones, van a América del Norte, y apenas entre uno y dos millones al Caribe, de tres y cinco millones a América Central, y entre siete y 12 millones a América del Sur.
El turismo de montaña representó entre 10 y 20 % de las llegadas internacionales a Ecuador, entre 20 y 40% de los arribos a Chile, y entre 40 y 60 % de las visitas a Nicaragua.
La cordillera de los Andes, que se extiende por numerosos países de América del Sur, se posiciona como un importante atractivo turístico de montaña.
En Perú, por ejemplo, 78 % de todos los turistas internacionales realizaron una actividad de senderismo durante su viaje, y el turismo de montaña representa más de 60 % del turismo internacional total, según el estudio.
En relación con los deportes de invierno, hasta 35 % del total de esquiadores en Chile son extranjeros, una cifra que alcanza 20 % en el caso de Argentina.
El turismo sostenible figura entre las 15 áreas con mayores oportunidades de crecimiento y negocios identificadas en los estudios de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
El informe recomienda un mayor esfuerzo, en el que participen las partes interesadas públicas y privadas de toda la cadena de valor, para mejorar la recopilación, normalización y entrega de datos que ayuden a alinear los programas de turismo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
También propone concertación para ayudar a concienciar sobre la importancia socioeconómica del turismo de montaña, y políticas específicas para crear empleo, apoyar a las pequeñas y medianas empresas, y atraer inversiones verdes en infraestructuras y digitalización de los servicios turísticos.
A-E/HM - Fuente: IPS
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