Salvando las distancias entre las repercusiones en la salud pública del caso de las vacunas y el de los chemtrails, creemos que es importante localizar y describir estas creencias para remitir al lector a la explicación que ofrece la ciencia.
El 30 de octubre de 1938, la lectura por parte de Orson Welles de La guerra de los mundos en un programa de radio causó el pánico entre miles de escuchantes, convencidos de que Estados Unidos estaba siendo invadido por un ejército de alienígenas, lo que algunos consideran el caso del primer fakenews.
Este curioso episodio puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación de masas y puede que, por primera vez, observan la facilidad con la que se podían emplear para distribuir noticias falsas. En la actualidad, la información falsa tiene un gran poder de penetración en las redes sociales y fomenta una suerte de credulidad colectiva.
Los bulos se difunden de forma veloz y masiva, simplemente porque en las redes sociales tendemos a trabar amistad con personas similares, que disfrutan del mismo tipo de contenidos, y suelen alimentarse de una falta de conocimiento científico por parte de la sociedad.
Debe ser un compromiso como sociedad, que estructuralmente se promuevan proyectos de alfabetización mediática, pensamiento crítico y capacidades digitales, así como a las organizaciones de la sociedad civil, reforzar la coordinación entre las instituciones, las redes y los estados para compartir material de sensibilización y mejores prácticas. Prestar especial atención a los grupos vulnerables, en particular a los niños, los jóvenes, y adultos con escasa formación academia, que corren un peligro mayor de ser víctimas de engaño.
El fenómeno chemtrail, puede ser un ejemplo claro de ello, no se trata tan sólo de una serie de relatos con una mayor o menor carga de imaginación y en los que la ciencia cobra cierta importancia como el de Welles, sino de una hipótesis basada en planteamientos, la mayoría de ellos erróneos, pero más o menos plausibles, por lo que es necesario tener acceso a información verificable y acreditada. Estos fenómenos estarían relacionados con lo que en psiquiatría y psicología se conoce como pensamiento mágico y que consiste en atribuir un efecto a un suceso determinado, sin existir una relación de causa-efecto comprobable entre ellos.
En este sentido el fenómeno de las estelas químicas podría tratarse de un correlato contemporáneo de otros muchos que han ocurrido en la historia de la humanidad. Las vacunas se consideran la intervención de salud pública de mayor éxito en la lucha contra las enfermedades infecciosas del siglo XX. Sin embargo,la incidencia de algunas de estas patologías está creciendo en ciertas regiones con un elevado nivel de desarrollo Los expertos atribuyen parte de este crecimiento a los movimientos antivacunas, que en han podido erosionar la confianza en su seguridad.
Salvando las distancias entre las repercusiones en la salud pública del caso de las vacunas y el de los chemtrails, creemos que es importante localizar y describir estas creencias para remitir al lector a la explicación que ofrece la ciencia en tanto que su demarcación con la pseudociencia tiene una importancia social y política vital.
La palabra inglesa chemtrail proviene de la abreviación de las voces inglesas Chemical y trail, las cuales se traducen literalmente al español como estela química y algunos grupos de personas, afirman que forman parte de un plan secreto, de un complot mundial, que pretenden modificar el clima, provocar enfermedades, controlar la natalidad o directamente acabar con la humanidad, y nosotros estamos ciegos.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha explicado por qué a veces se forman estas estelas al paso de los aviones y por qué en otras ocasiones no. Según la AEMET, las estelas de condensación son nubes de hielo en forma de largas líneas que surgen en ocasiones al paso de un avión por la condensación del vapor del agua contenido en las emisiones de los motores.
Estudios de la universidad Politécnica de Madrid, a la que cualquier persona puede tener acceso, no solo los que quieren cambiar el mundo, se afirma que “las alas de los aviones generan lo que se conoce como sustentación, que es la fuerza que compensa el peso del avión”. “Para generar esta sustentación el ala modifica la presión del aire que la circunda y de la estela, y el aire puede retener mayor o menor cantidad de agua en forma de vapor dependiendo de su presión y la temperatura”.
Estos grupos se preguntarán: ¿cuándo se hace visible ese vapor?, la respuesta que da el estudio es que “En las zonas de baja presión y temperatura del aire en la estela del avión, el vapor de agua no puede ser retenido en el aire y se condensa y congela haciéndose visible en la forma de las famosas estelas” aclara la profesora. Es decir, que cuanto más baja es la presión y más baja es la temperatura, más visibles se harán estas “estelas de condensación”. Por otro lado, la catedrática en ingeniería aeroespacial nos cuenta que, “el tiempo que estas estelas se mantienen visibles dependerá de la humedad del aire y de la variación de la presión y temperatura que genera el avión a su paso”.
Es decir, “no solo depende de las condiciones ambientales, sino también de otros factores como, por ejemplo, en qué fase de vuelo está el avión, si el avión es muy grande o si va muy cargado”. Por último, consideran que estas estelas de condensación no pueden ser consideradas estelas ‘químicas’ perjudiciales para la salud humana y no conoce ningún estudio oficial que lo demuestre.
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