La deforestación para expandir la frontera agrícola amenaza a la Amazonia, y el Banco Mundial propone, junto con reformas legales para contener esa práctica mayoritariamente ilegal, que se ponga el énfasis en la productividad de las ciudades grandes y pequeñas de la región y así disminuir la presión sobre los bosques. Imagen: Raisg
BRASILIA – El Banco Mundial ha propuesto un nuevo modelo de desarrollo para la Amazonia Legal de Brasil, basado en la combinación de la productividad urbana y rural con la protección de los bosques, en un estudio divulgado este miércoles 10.
“Un mayor énfasis en la productividad, particularmente en sectores no vinculados a la producción de materias primas, ayudaría a fortalecer las economías amazónicas, al tiempo que disminuiría la presión sobre los bosques naturales”, expuso Johannes Zutt, director del Banco Mundial para Brasil. El informe “Delicado equilibrio para la Amazonia Legal brasileña. Un memorando económico”, indica que los estados de esa enorme región de Brasil “necesitan con urgencia intensificar su enfoque en la productividad para que puedan promover el desarrollo económico y reducir la presión sobre sus bosques naturales”.
La Amazonia Legal comprende nueve de los 26 estados de Brasil, prácticamente todo el norte, oeste y parte del centro del país, con un área de 5,2 millones de kilómetros cuadrados –más de 60 % del territorio- y unos 28 millones de habitantes, de los cuales al menos un tercio son pobres.
La mayoría de los pobres de la región vive en áreas urbanas, aunque la pobreza rural también es extremadamente severa. Esas personas sufren carencias sociales considerables en áreas como el capital humano y el acceso a los servicios.
Los estados de la Amazonía Legal albergan alrededor de 380 000 indígenas (el mayor número entre todas las regiones brasileñas), cuyas condiciones de vida son peores que las del resto de la población.
La deforestación amenaza la excepcional riqueza natural de los estados amazónicos, que albergan alrededor del 60 % de la selva amazónica sudamericana y partes de otros importantes biomas como el Cerrado y el Pantanal.
El estudio del banco estima que el valor anual de la selva amazónica equivale a por lo menos 317 000 millones de dólares, y destaca que esa región regula el clima global, alberga 25 % de la biodiversidad terrestre conocida, y es fuente de “ríos voladores” esenciales para la agricultura y la energía eléctrica en América del Sur.
Además, proporciona medios de subsistencia para muchas poblaciones rurales, y se subraya que proteger sus bosques es una necesidad urgente, con un desarrollo económico que no se base en la extracción de recursos naturales.
El modelo que debe impulsarse según el banco promueve, al mismo tiempo, la productividad urbana y rural, la silvicultura de protección, y medios de vida sostenibles para la población rural, considerando como un factor clave la financiación de la conservación.
“En la Amazonia tres de cada cuatro personas ya viven en ciudades grandes y pequeñas. Por lo tanto, el enfoque en la productividad urbana complementa otros esfuerzos destinados a aumentar los ingresos y proteger los bosques de la región”, dijo Marek Hanusch, economista senior del banco y coordinador del estudio.
Por otra parte, la expansión de la frontera agrícola destruye la riqueza natural sin dinamizar la economía, según el criterio del banco. Indica que aumentar la productividad requiere una serie de reformas a nivel federal y subnacional, tales como la eliminación de distorsiones en los mercados de bienes y servicios y factores de producción, incluida una reforma de los subsidios, y la promoción del capital humano, la infraestructura sostenible y la logística.
Considera necesario promover un fuerte enfoque en la gobernanza territorial y forestal, con la implementación del Código Forestal e intervenciones efectivas de comando y control, “ya que la mayor parte de la deforestación es ilegal”.
Al mismo tiempo, junto con inversiones en productividad y protección forestal, es posible reducir los índices de pobreza rural mediante la valorización del bosque, por ejemplo con la bioeconomía, y programas personalizados de protección social.
Según el banco, la financiación de la conservación puede desempeñar un papel crucial en promover un nuevo modelo, monetizando parte del valor de la región.
Un mayor enfoque en el financiamiento basado en el desempeño, condicionado a reducciones medibles en la deforestación, puede aprovechar los recursos públicos y privados, incluso a través de mecanismos basados en el mercado.
Los mercados de carbono pueden desempeñar un papel cada vez más importante, lo que se alinea con los esfuerzos de Brasil para fortalecer la fijación de precios del carbono, de acuerdo con el estudio.
El informe también destaca el papel que debe desempeñar el resto del mundo en la conservación de los servicios ecosistémicos de los bosques amazónicos.
Ese papel incluye la necesidad de un comportamiento del consumidor más sostenible; principios de sostenibilidad integrados en las cadenas de valor y las políticas comerciales globales; y la necesidad de cerrar las brechas de productividad agrícola global para reducir la presión sobre todos los bosques naturales del planeta.
A-E/HM - Fuente: IPS
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