Relata la historia argentina que durante el gobierno del presidente Edelmiro Farrell, en 1945 se sancionaron la Ley 23.852 de Asociaciones Profesionales y la Ley 33.302 que crea el Instituto Nacional de Remuneraciones y establece el aguinaldo. En aquel tiempo emergía en la historia argentina el coronel Juan Domingo Perón, quien no solo tenía como cuota de poder para sí la vicepresidencia, sino que sumaba a esa investidura los cargos de Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. Virtualmente significaba concentrar en sus manos todo el poder de un muy recordado gobierno reformista.
Ambas leyes del año 1945 fortalecieron la economía sindical dando un poder sin precedentes a los trabajadores bajo un manto que dio en llamarse “nacional y popular”. La independencia y autonomía en el manejo de los recursos posibilitaron el crecimiento y colocaron a los gremios en una posición privilegiada.
Con el eminente crecimiento del movimiento obrero, las obras sociales se convirtieron en una de las principales áreas de los sindicatos y como sucede en la mayoría de los casos, derivó en botín de los codiciosos y corruptos. Los conflictos se multiplicaron con la avaricia de capitales extranjeros, que se incrustaron con el beneplácito de los gobiernos neoliberales.
Hoy nos llegan relatos de la calamitosa realidad que hoy rodea a las conquistas sociales que alguna vez superaron los paradigmas y fueron ejemplares para el mundo. Un ejemplo es la Obra Social Servicios Sociales Bancarios con sede en 25 de mayo 182, la cual oscila entre la inoperancia, corrupción y el más absoluto caos.
La falta de documentación correcta para los jubilados de la Obra Social Bancaria que se exige por normativa es una práctica corriente en la misma, donde quienes se atienden y quedan internados sufren prácticas médicas irregulares y un trato denigrante y violento desde el momento en que lo solicitan. Irregularidades médicas y administrativas para tramitar prestaciones adecuadas a usuarios internados en esta institución son la regla, con abordajes retrógrados y despreocupados profesionales médicos.
Según los reportes, estos no cumplen con su función de cuidar de quienes más lo necesitan , aplicando procedimientos poco éticos que ponen en riesgo la vida misma de los pacientes. Los malos manejos impiden el fundamental acceso a derechos de atención médica en condiciones dignas, pues no existe control alguno ni seguimientos adecuados excluyendo a familiares de sus derechos.
Con el auge de los seguros médicos privados, las auditorías internas quedan en manos de profesionales con una mirada poco social e integral de los pacientes adultos mayores, negándoles sus derechos a una calidad de vida digna y ser respetados y atendidos en sus necesidades básicas.
Señalan las denuncias además que no se cumplen con los protocolos de contingencia ni se consideran las medidas de protección y acompañamiento a los adultos mayores en materia de discapacidad. Son frecuentes los procedimientos médicos irregulares y maltratos a las familias que solicitan acceso a los beneficios de prestaciones necesarias para esta población de pacientes desprotegida.
La auditoría de la obra social, por si fuera poco, niegan formularios en los protocolos de Evaluación correspondiente , y los profesionales de planta que ni siquiera cumplen con internaciones domiciliarias tercerizando atenciones médicas para este tipo de grupo de pacientes vulnerados en todos sus niveles de abordaje médico y social. La obra social, en lugar de cumplir con la demanda de sus afiliados, acaba por exponerlos a situaciones de mayor riesgo.
Experiencias de este contenido son a diario denunciadas sin respuesta a las mismas en los organismos correspondientes de control, que se dedican a negar insumos y elementos necesarios para medicación, y promoviendo la interrupción de tratamientos de protección.
Demás está decir que el mayor deterioro de la Obra Social argentina se dio bajo gobiernos del signo político que reclama ser heredero político de Perón. Esto solo para terminar de confirmar que como en la mayoría de los procesos revolucionarios modernos, la revolución argentina también acabó como Saturno, devorando a sus propios hijos. LAW
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