A medida que avanzamos por la vida, tenemos que ir discerniendo entre todas aquellas cosas que suman y las que restan. De entre todo lo que hay en tu vida, hay cosas a las que decir no, situaciones, proyectos, personas, pensamientos… un sinfin de situaciones que restan.
Seas empresario, empleado, autónomo o estés en el desempleo, tú sabes que no todo lo que haces acaba aportando valor a tu vida.
Cuando hablo de aportación de valor algunas personas preguntan “¿A qué te refieres?”. Con aportación de valor me refiero a que tus acciones estén en sintonía con tu misión personal.
Aquí llega la principal dificultad, no todas las personas, profesionales, empresas han definido su misión personal, y por lo tanto no saben cuáles son las acciones que les acercan o alejan a esa misión.
Primer paso: Define tu misión personal ¿para qué estás aquí?
Siéntate contigo mismo/a durante unas horas o da un pase0 por la playa, y a partir de ahí trata de que llegue a ti esa misión. Si vas a buscarla es posible que no la encuentres. Por eso es mejor tomarse la tarde o el día libre para hacer algo distinto. El inconsciente humano nos da más información cuanto menos se busca.
Misión personal. En mi caso la misión es bastante clara: Lograr que cualquier empresa o profesional sea extraordinaria/o.
¿Cómo?. El “cómo” es la madre del cordero, es la piedra angular, porque aunque mi misión está clara, podría dejarme la vida en ello, y ese no es el propósito. Mi como lo definí en un artículo hace unos meses, pero resumiéndolo sería algo así:
De forma que, estando definida la misión y el cómo llegar hasta ella, todo es más fácil.
De esta forma puedo decir a muchas cosas que Sí y a otras tantas que No.
En las últimas semanas he tomado varias decisiones teniendo en cuenta esta fórmula.
1. Hace unos días, desde un grupo editorial multinacional me propusieron escribir periódicamente en una de sus revistas para directivos. Aunque esta revista llegarían a más de 4.000 directivos de empresas de primer nivel, decidí no colaborar con este grupo. El motivo: visibilidad. No habría el máximo impacto, y mis esfuerzos (unas tres horas de dedicación al mes) podrían ser más útiles invertidos en otras actividades. Además de que no habría compensación económica directa.
2. El viernes una consultora nacional me pidió que colaborara con ellos en distintos programas de formación para una empresa multinacional. Les dije que no sin estudiar la propuesta. Hace años que no colaboro con consultoras (con todos los respetos). Motivo: poca visibilidad, pocos ingresos y proyectos poco adecuados a las necesidades reales del cliente. Un desastre teniendo en cuenta mi misión personal más arriba indicada.
3. El martes me llamó un nuevo cliente que quería realizar un proyecto antes de verano. Le dije que no. Mi agenda se encuentra casi cerrada para el 2016, y sólo acepto proyectos con cuentagotas. De aquí a antes de las vacaciones de verano (16 de Julio) todo el tiempo extra que dedique a proyectos nuevos será un tiempo que restaré a mi salud o familia. No es negociable.
La cuestión es que si tienes en cuenta tu misión personal para tomar decisiones todo va mejor, y te centras en lo importante. Pero para poder hacerlo tienes que vencer al miedo que provoca no complacer a los demás.
Puedes decir “César, eres un egoista”, y seguramente estaríamos de acuerdo en la esencia, primero pienso en mi para poder pensar en los demás. Creo que para dar lo mejor de ti a los demás, tienes que ser un poco egoista, o de lo contrario acabarás perdido/a, sin rumbo. Me entrego 100% a mis relaciones, clientes, familia, y a mi mismo. Y para ello, tengo que acotar ciertos aspectos de mi vida, poner límites.
Cosas que tendrías que eliminar de tu agenda
¿A cuántas cosas tendrías que decir No para poder llegar más lejos?
¿En qué medida todo lo que haces está alineado con tu misión personal?
¿Cómo de feliz te sientes?
¿Has definido tu misión personal?
¿Qué te lo impide?
¿Estás remando en dirección contraria a la que deseas?
¿Qué tendencia sigue tu vida?, ¿Vas a mejor o vas a peor?
Hay personas que van a peor, que no se dan cuenta, pero van a peor. Cada vez están más cansadas, mas atareadas y más infelices. Si tu tendencia es esta, tómate la tarde libre, date un paseo y realiza de nuevo el plan maestro de tu vida.
La cuestión es que podrías repensar todo esto, algunas personas viven durante toda su vida pensando en ser felices, y otras simplemente lo son.
Yo no podría hablar de felicidad, tan sólo la siento unos instantes, cada cierto tiempo, como el reloj parado a las siete. Pero es el horizonte, y el camino, y trato de caminar por ella, aunque más de una vez cada día me desvío.
Camina por el camino de la felicidad sin enfado, sin rencor, sin negatividad, deja que tus pasos lentos sobre la hierba mojada inspiren a tu Yo más auténtico.
Hazte el dueño de tu tiempo, empieza a ocupar el lugar para el que has nacido, brilla. Y haz que tu luz ilumine también a los demás.
Que tengas un gran día.
|