Las cataratas son la causa más común de pérdida de visión en las personas mayores de 60 años. La radiación ultravioleta, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo y la edad son algunos factores que pueden favorecerlas. Con motivo del Día Mundial del Abuelo, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega busca concienciar sobre los primeros síntomas de esta patología que afecta sobre todo a la edad adulta.
“A partir de los 55 años, comienza a producirse un deterioro de las proteínas del cristalino. En ese momento, cuando la catarata empieza a formarse, las personas no suelen percibir una pérdida notable de la visión. Sin embargo, es esencial prestar atención a signos que puedan indicar el posible desarrollo de esta patología y acudir a visitas periódicas al oftalmólogo para un diagnóstico temprano. En caso de no hacerlo, la evolución de la catarata puede desembocar en una pérdida de visión más avanzada”, comenta el Dr. Carlos Lisa, oftalmólogo especializado en córnea y cristalino del Instituto oftalmológico Fernández Vega.
Con los años, el cristalino (lente natural que hace la función del zoom de la cámara de fotos) envejece, pierde trasparencia (se opacifica) y se vuelve más duro. En un ojo normal, la luz y la imagen pasan a través del cristalino a la retina, pero, cuando hay catarata, la retina no recibe luz suficiente y provoca síntomas como visión borrosa, pérdida de nitidez en los colores, halos, sensación de neblina…lo cual puede interferir en actividades cotidianas como ver la televisión o conducir.
Además, las personas que sufren de cataratas son más sensibles a la luz, lo que les puede provocar destellos con los rayos solares o un deterioro de la visión nocturna. Y, en ocasiones, debido a los cambios que produce la catarata en el cristalino, algunos pacientes manifiestan una mejora temporal de la visión cercana llegando al punto de no necesitar gafas para leer.
Diagnóstico temprano para un tratamiento oportuno
Con el fin de retrasar el desarrollo de las cataratas, es importante proteger los ojos de la luz solar por medio del uso de gafas de sol homologadas y recomendadas por un especialista. De esta manera, se logra una protección de los rayos ultravioleta. En adición, los expertos recomiendan practicar deporte de manera regular y mantener una dieta saludable para prevenir la diabetes, además de evitar alcohol y tabaco.
En la actualidad, no existe un tratamiento farmacológico para corregir las cataratas. Por esto es imprescindible la detección precoz, que permite realizar la cirugía en épocas más tempranas y en condiciones óptimas, minimizando así los riesgos. Cabe destacar asimismo que gracias a los avances en oftalmología se realizan cirugías menos invasivas y más precisas con las que se consigue una rápida recuperación postoperatoria.
“En el Instituto llevamos a cabo un abordaje quirúrgico completamente personalizado para cada paciente. El estilo de vida, las aficiones y la actividad de las personas mayores son importantes en el contexto actual y nos preocupamos porque nuestras cirugías atiendan a esos factores. Además, llevamos a cabo una cirugía premium, realizada con láser de femtosegundo, que minimiza las posibles complicaciones. La intervención dura apenas 20 minutos y consiste en sustituir el cristalino opacificado por una lente artificial que realiza las funciones del cristalino. La lente se introduce plegada por una incisión de 2 mm y se coloca dentro del saco capsular del cristalino previo. A las 24-48 horas, lo habitual es que el paciente presente una agudeza visual mejor a la previa que irá mejorando progresivamente” concluye el Dr. Carlos Lisa.
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