En dos años, el segundo grupo parlamentario peruano ha variado. Primero fue Fuerza Popular, luego Perú Libre, más tarde Acción Popular, y ahora lo son los "no agrupados". Esta situación es algo que no existe en los parlamentos de otros países, donde los "independientes" son una extrema minoría compuesta por algunos desgajes de partidos. En cambio, el peruano es, tal vez, el único del hemisferio y del planeta, en el cual los no agrupados no están lejos de ser la primera "bancada".
De los 130 congresistas peruanos, 17 son los "independientes" (un 13% al 14% del Legislativo). Sin embargo, podríamos hablar que estos ya son 22, igual que el primer grupo parlamentario (FP), pues hay 5 congresistas no agrupados que fueron electos en 5 listas diferentes que han conformado una bancada muy ecléctica que se llama Unidad y Diálogo (UD), la cual, en cualquier momento, puede desaparecer. Uno de sus integrantes, Héctor Acuña, quien ya ha pasado por 4 bancadas, declaró que pudiese retornar a APP, con lo cual UD se quedaría sin el número mínimo para ser reconocido como grupo, y por ende, el grueso de sus actuales componentes volverían a ser "no agrupados".
A pesar de tener solo 130 miembros, en un bienio hemos visto 15 bancadas (un promedio de 8 a 9 por cada parlamentario). De estas, 6 nunca han sido partidos ni han buscado estructurarse como tales. Además, 2 se han disuelto y otras 2 han cambiado de nombre. En solo 24 meses hemos tenido entre 60 a 70 cambios de bancadas, todo un récord para un Legislativo de 130 integrantes.
Quien consulte a la Wikipedia sobre la composición de importantes parlamentos, como el estadounidense o el británico, verá que sus bancadas se mantienen estables y con la misma composición, salvo ocasionales renuncias o crisis. En cambio, en el caso peruano, la Wikipedia, que es usualmente tan precisa, nunca puede ponerse al día y dar datos correctos. Esto, debido a los constantes cambios.
Un Congreso que ya ha llegado a ese extremo caos interno (y también un alto nivel de popularidad: solo el 6% les apoya), no merece mantenerse. Mientras no se disuelva, este va a causar mayor inestabilidad política, social y económica.
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