Pertenezco a la primera promoción del INSTITUTO NACIONAL DE EDUCACIÓN FÍSICA, fundado por inolvidable José María Cagigal. Fueron nuestros primeros profesores selectos profesionales de aquellos tiempos: El seleccionador de Fútbol, Villalonga, el gran entrenador de Baloncesto, Pedro Ferrándiz, los señores Campanal, en atletismo, etc. Sería muy conveniente recorrer la historia deportiva de aquellos años.
Hoy, el fútbol femenino es una realidad valorada y socialmente admirada. Sin embargo, el fútbol femenino, en la época que nos ha tocado vivir debe aprender a centrarse y no dejarse “mal contaminar” por la famosa y mal entendida y practicada “igualdad de género” del denigrado Ministerio de Igualdad de doña Irene Montero.
La autoridad, en la RFEF, está sometida a unas normas que debe respetar y hacer respetar; normas que, seguramente, deben ser mejoradas, siguiendo los caminos que los Estatutos señalen. Las futbolistas tienen el derecho y la obligación, COMO TODOS, de defender los intereses de su especialidad, el fútbol femenino, y los intereses profesionales de cada jugadora.
Pero... Pero... Los derechos deben defenderse OBJETIVAMENTE, detallando los problemas, indicando las circunstancias y señalando a las personas responsables en la ejecución de su actividad profesional o en su caso el área administrativa.
Mientras un grupo tome como arma el sistema de “las declaraciones generalistas” no respetarán la primera obligación: la OBJETIVIDAD, la CLARIDAD.
Ellas, como cualquier ciudadano, deben solucionar los problemas sin torpedear su propia empresa, porque, si es así, es posible que la propia empresa DESFALLEZCA y las metas a conseguir, con todos los derechos, se vean alejadas por la mala praxis inicial.
El maldito y mal entendido concepto de “igualdad de género” es la primera piedra que debe ser retirada del camino. En todas y cada una de las actividades personales o profesionales el único concepto válido es la JUSTICIA dentro del ORGANIGRAMA, teniendo sentido de la prudencia en la resolución de los problemas.
En mi opinión, la SELECCIÓN DE FÚTBOL FEMENINO y en general la situación actual del FÚTBOL FEMENINO están equivocándose en las formas y sobre todo en su falta de OBJETIVIDAD.
La SELECCIÓN DE FÚTBOL FEMENINO representa a todos y cada uno de los españoles, que tienen, por ello, el derecho a conocer con TODA CLARIDAD las realidades que afectan al buen funcionamiento de la SELECCIÓN FENEMINA. ¡Suerte para todas ellas!
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