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¿España o el chiringuito?

Pedro Sánchez en la playa mientras los españoles seguimos esperando que se forme un gobierno que lleve adelante a nuestro país
Iria Bouzas Álvarez
lunes, 11 de julio de 2016, 00:52 h (CET)
Hoy he tenido una revelación viendo como Alberto Núñez Feijóo dejando de lado los calores y las vacaciones, se ha puesto a recorrer Galicia pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, para acercarse a los gallegos.

Galicia se la juega como nunca en las próximas elecciones. En una región que necesita tanto converger a los niveles económicos del siglo XXI (los experimentos ni con gaseosa) y Feijóo es consciente de ello.

Cuando uno se compromete con un proyecto tiene que hacerlo con todas las consecuencias y cuando el proyecto implica el bienestar o el sufrimiento de tantas personas como los ciudadanos de una comunidad autónoma, más todavía.

El presidente de la Xunta está haciendo lo que debe hacer un político serio, poner el proyecto y su compromiso por delante de todo, incluso por delante de sí mismo.

La revelación me vino porque mientras le daba vueltas a esta idea apareció en mi cabeza la imagen de Pedro Sánchez en la playa, disfrutando de unos días de vacaciones.

El gobierno de España está en juego y el cabeza de lista del segundo partido más votado considera que lo oportuno en estos momentos es calzarse el bañador, las gafas de sol y marcharse a descansar.

Como liberal que soy, defiendo que cada uno está en la libertad de hacer de su capa un sayo. Si el señor Sánchez y su equipo han creído que es razonable que su líder se fuese a tomar el sol y a comer calamares fritos a la orilla del mar, en su derecho están de pensarlo.

Pero no olvidemos que los derechos son siempre bidireccionales.

Pedro Sánchez está en su derecho de dejarnos tirados a todos los españoles mientras se va a la playa y los españoles, y más concretamente esta española que escribe, estamos en nuestro derecho de considerar esta actitud impresentable de cualquier candidato serio a la presidencia de nuestro país.

Es obvio que tres de los cuatro candidatos a la presidencia en las últimas elecciones tienen muy poca o nula experiencia profesional fuera del mundo de la política, y eso se está notando.

Pedro Sánchez no ha sido nunca responsable de nada fuera del partido y ha actuado como alguien que no tiene ninguna experiencia como líder.

Pues bien, Don Pedro, tengo malas noticias para usted. La responsabilidad no es gratis. Dirigir, liderar o mandar no son sólo formas de masajearnos el ego. Los cargos no sirven únicamente para elevarnos a las categorías de divos en nuestras áreas profesionales.

A medida que aumenta el cargo, crece la responsabilidad y ello conlleva una renuncia personal tras otra.

Crecer profesionalmente, amigo Sánchez, implica renunciar y sacrificarse.

La sensación responsabilidad que transmite en la fotografía en la que está en la playa mientras el resto de los ciudadanos esperamos día tras día los resultados de las negociaciones, es que no es usted la persona indicada para ser el líder de la oposición y por supuesto, muchísimo menos el presidente del gobierno.

Si cuando decidió presentarse a liderar su partido en las elecciones le pudo el ego y ahora no está dispuesto a realizar los sacrificios que el cargo le impone, ¡no pasa nada!, renuncie y deje paso a alguien que sí acepte la responsabilidad de estar donde usted está.

Seguro que Alberto Núñez Feijóo también está pasando calor en su gira por Galicia, y probablemente también tendrá ganas de irse de vacaciones a descansar con los suyos. Pero lo que se está en juego es su amada Galicia y ante eso no hay elección.

En el caso de Pedro Sánchez, lo que está en juego es nuestra amada España y da que pensar que él haya antepuesto el chiringuito y la toalla.

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