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Acompañamiento de los ángeles en el tránsito de la muerte

Podemos verlos en seres queridos que nos han dejado, o en desconocidos que nos ayudan a lo largo de nuestro caminar
Llucià Pou Sabaté
martes, 13 de febrero de 2024, 10:17 h (CET)

Hay en muchas tradiciones religiosas y espirituales la creencia de que los ángeles actúan como guías o mensajeros divinos, proporcionando consuelo y apoyo durante momentos cruciales como la transición hacia la muerte. En la tradición cristiana, los ángeles son mensajeros de Dios y pueden desempeñar un papel importante en momentos significativos de la vida, incluyendo la muerte: brindan acompañamiento espiritual, ofreciendo consuelo y guiando el alma hacia la paz.

   

En el Islam, los ángeles actúan como guardianes y acompañantes a lo largo de la vida, y también durante la transición hacia la muerte; y se piensa que los ángeles registran las acciones de una persona y pueden ser testigos durante el juicio después de la muerte.

En círculos espirituales más amplios de nuestros días, se extiende la creencia en ángeles como energías protectoras que ofrecen apoyo durante momentos difíciles, incluyendo el tránsito de la muerte.También se cree que los ángeles pueden facilitar la conexión con seres queridos fallecidos, ayudando en la transición de la vida terrenal a otros planos de existencia.

   

También en algunas culturas indígenas y tradiciones locales, existen creencias en espíritus guardianes o seres divinos que acompañan a los individuos en su viaje hacia el más allá; por eso se llevan a cabo rituales específicos para asegurar un paso tranquilo y protegido hacia la vida después de la muerte.

   

Personalmente, tengo una cierta experiencia de que los ángeles son custodios, es decir que nos “guardan”, protegen. La Biblia recoge las tradiciones que ya existían en los pueblos de alrededor, y le dan un sentido nuevo. Desde el Génesis están presentes, incluso algunos ven que ayudan a Dios en la creación, en las expresiones en que Él dice en plural como “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…” Esa ayuda de los ángeles en la creación la recoge Tolkien al comienzo de su obra Silmarillion.

   

También hay quienes hablan del "Ángel de la Muerte", que tiene la tarea de llevar a las almas de los fallecidos al más allá. En la tradición judía, se conoce como el "Malaj HaMavet" y es a veces identificado con el personaje bíblico conocido como Samael. Aunque el término "Ángel de la Muerte" no aparece explícitamente en la Biblia, algunas interpretaciones cristianas lo asocian con ángeles que participan en eventos apocalípticos, como el Libro del Apocalipsis.En el Islam, el Ángel de la Muerte es conocido como Azrael. Se le considera el ángel encargado de tomar las almas de los seres humanos al final de sus vidas.En la mitología popular y folclore, especialmente en algunas culturas europeas, se encuentran personificaciones de la muerte, a veces representadas como ángeles o figuras sombrías.


Algunas culturas antiguas tenían deidades asociadas con la muerte, como Anubis en la mitología egipcia, quien desempeñaba un papel en el juicio de las almas. Y hay similitudes entre la figura del "barquero" en las mitologías griega y egipcia, ya que ambos cumplen un papel importante en la transición de las almas después de la muerte. En la mitología Griega, Caronte era el barquero del inframundo y su tarea era transportar las almas recién fallecidas a través del río Aqueronte para que pudieran acceder al reino de los muertos, conocido como el Hades.Se le describe comúnmente como un anciano barbudo con un manto oscuro, remando una barca que lleva a las almas a través del río. En la mitología Egipcia, Anubis desempeñaba un papel en el juicio de las almas. Sin embargo, la transición de las almas también estaba vinculada a la barca solar de Ra, la deidad solar, que viajaba a través del inframundo durante la noche. Anubis, con cabeza de chacal, estaba asociado con la momificación y el juicio de las almas. La barca de Ra, llamada "Barca Solar" o "Barca de los Millones de Años", transportaba a Ra a través del inframundo, y las almas también podían abordarla para pasar al más allá.

   

Son creencias en un proceso de transición o juicio después de la muerte y la necesidad de un guía para facilitar ese viaje: les pedimos ayuda, el que muere pide que cuiden a los seres queridos, los que pierden al ser querido, le piden que lo cuiden en el más allá …

   

Los ángeles son siempre compañeros en el momento de morir. Para los niños, son los ángeles compañeros de juego. Luego se les llama de muchos modos -cuenta Elisabeth Kübler-Ross.-, desde guías hasta espectros, ya que pueden dar miedo si no se les espera. Desde el nacimiento hasta la compañía en el momento de morir, tenemos la ayuda de un ángel que nos guarda. Nos ayudan especialmente en esos momentos de transición de esta vida a otra. Son espíritus como los llamados Querubines, pero también pueden encarnarse o aparecerse en forma física. Saben de nuestros secretos…

   

Hay personas, tanto niños como adultos, que nos hablan de sus experiencias sobre la presencia de seres que les rodean, les guían y les ayudan en el momento de su salida del cuerpo. Los niños pequeños les llaman con frecuencia «compañeros de viaje». Las iglesias les han llamado «ángeles de la guarda», mientras que la mayoría de los investigadores les llaman «guías espirituales». No tiene ninguna importancia la designación que les demos, pero es importante saber que cada ser humano, desde el primer soplo hasta la transición que pone fin a su existencia terrestre, está rodeado de guías espirituales y de ángeles de la guarda que le esperan y le ayudan en el momento del paso al más allá. Somos siempre recibidos por aquellos que nos precedieron en la muerte y que en otro tiempo amamos. Entre aquellos que nos acogen pueden encontrarse, por ejemplo, los hijos que perdimos precozmente, o los abuelos, o el padre o la madre u otras personas muy cercanas a nosotros en la tierra.

   

Sigue la tanatóloga diciendo que le preguntan por la muerte de los niños pequeños y los ángeles, y dice que “vinieron con un propósito específico: ayudar a sus padres a tener mayor comprensión, amor o compasión. Es también por medio de los niños, creo, que usted aprendió de ángeles guardianes y otras cosas que suenan a fantasma de escuela dominical”. Que el mundo es como una escuela, y ellos aprendieron pronto la lección, pero los mayores les quitan esos recuerdos con palabras: “cuando ingresan al primer grado sus padres dicen: "No hables con esos amigos imaginarios. Ya eres un chico grande". Y eso los hace callar la boca. Pero al estar moribundos los perciben nuevamente y siguen hablando con ellos”.

   

¿Qué papel juegan esos ángeles en nuestra vida? Sigue diciendo la doctora: “Lo que no les está permitido es ayudarnos a interferir con nuestra libertad de elección. La libertad de elección es el más grande de los dones de Dios. Pero somos responsables por todas las elecciones y de cada consecuencia de esas elecciones. Las tragedias son oportunidades de crecimiento y de aprende por qué estamos en un cuerpo físico. Nadie gustaría de una vida donde todo está servido en bandeja de plata, carente de tormentas de viento”. Pero discrepo, pues a veces he notado su presencia, y leo que a otras personas les pasaron incluso cosas extraordinarias en este sentido. Cuentan en las biografías de san Josemaría, que allá por el año 1932, caminando al mediodía por la calle de Atocha, un individuo de mala presencia se abalanzó sobre él con intención clara de pegarle. Otra persona apareció, de modo inexplicable, era una figura corpulenta… que se interpuso entre ambos y repelió la agresión. Una vez concluido el percance, el defensor se le acercó al oído y le susurró: "¡Burrito sarnoso, burrito sarnoso!" Con este apelativo, cariñoso y humilde, se llamaba a sí mismo Josemaría en su interior, y sólo lo conocía él y su propio confesor. Por todo ello llegó a la conclusión de que le había defendido su Ángel Custodio de un ataque del demonio.

   

En cualquier caso, los ángeles están para consolarnos: “nos conectan con la gente apropiada en el momento oportuno, en el lugar correcto. Literalmente nos guían para que nos mantengamos en el camino, en la ruta principal, para que podamos cumplir la misión o el propósito que elegimos antes de nacer”.

   

Es algo que recuerda el concepto de sincronicidad de Karl Jung, el ángel de la guarda nos ayuda a reconocer –según Elisabeth- ese evento sincrónico: “no hay coincidencias. Yo las denomino «manipulaciones divinas»; si en toda su vida no chequea más que las llamadas coincidencias, entonces sabrá hasta qué punto es guiado, dirigido y amado”.

   

De modo especial, cuando muere un ser querido notamos cierta presencia de ángeles, tanto en las personas que nos rodean como en una cierta presencia de la persona que ya no está entre nosotros, y por eso algunos dicen: “en los días más oscuros que pasé, los ángeles me debieron sostener”… También puede ayudar la persona que nos ha dejado, que sigue con nosotros, en cualquier caso esos seres queridos siguen existiendo, y en el camino que seguimos recorriendo hay compañeros invisibles que nos acompañan.

   

En el clásico Qué bello es vivir de Frank Capra un ángel muestra a un hombre todas las pequeñas acciones que ha hecho por los demás. Jimmy Stewart es ese hombre que si no hubiera vivido hubiera sido una tragedia para muchos. Y es que cuando los ángeles velan por nosotros, somos ángeles también para los demás. Hay mucho amor a nuestro entorno, y cuando una persona desconocida nos alegra la vida con un acto desinteresado, decimos que es un ángel.

   

La visión de los ángeles, para algunos es una prueba de que sobreviviremos, o una voz dentro de ellos que les tranquiliza en su tristeza… podemos ver un ángel en seres queridos que nos han dejado, o en desconocidos que nos ayudan a lo largo de nuestro caminar.

   

Recuerdo un niño de 5 años en el colegio en el que trabajaba, que me dijo: “yo he visto a mi ángel”. Yo le respondí: “¡qué suerte! Yo nunca lo he podido ver. Pero sí que he notado que está”. En momentos duros, podemos sentir su presencia.

   

Cuenta también la doctora K-R de una mujer a la que dan la mala noticia de un cáncer muy extendido. Ella, con sencillez, responde: -“Esta noche he visto ángeles. Nunca los había visto. Son muy bellos –dijo con ojos brillantes; y ante la mirada atónita del marido, siguió-: no te preocupes, cuando llegue el momento vendrán a ti y te ofrecerán consuelo”. Cuando ella murió, el marido decía “los puedo sentir”, hablando de esos ángeles que le anunció su mujer que efectivamente le daban consuelo y le hacían ver que ella estaba bien. 

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