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Santa Teresa se celebra el día 15 de Octubre en el santoral católico, ella fue nombrada, además de santa, doctora de la Iglesia. Santa Teresa es una mujer de ciencia, ciencia del espíritu, su predicamento, su camino de perfección y su espiritualidad se aúnan en muchas cosas con la ancestral filosofía oriental, pero europeizando conceptos. Por eso puede y de hecho, debe, considerarse como una científica del espíritu.
La noción de vocación ha evolucionado a lo largo de los siglos, trascendiendo su asociación inicial con la vida religiosa. Hoy en día, la vocación se entiende como una llamada universal a descubrir nuestro propósito en la vida, a conectar con algo más grande que nosotros mismos y a vivir una existencia plena y significativa.
Como poetas en guardia permanente, María es nuestra inspiración, la mujer en donación que todo lo ve con buenos ojos. Su horizonte es claro: el amor de amar amor es lo que nos ennoblece, hasta el extremo que nos hace ser más poesía que poder. Hay que volver a la composición en son de alabanza, previo caminar por aquí abajo sembrando sonrisas, haciendo el corazón para acrecentar nuestra hoja de servicio en favor de nuestros hermanos y hermanas.
Ciertamente, la fugacidad de todo es una constante universal. Aunque parezca que no, todo cambia con el transcurso del tiempo, queramos o no. La efímera naturaleza de la existencia es lo característico de lo material. En relación con el sentido de la vida, se han escrito infinidad de libros y artículos y se puede decir que, en realidad, supone una búsqueda personal, que cada individuo emprende con el deseo explícito de encontrar propósito y significado, en su paso por el mundo.
El Corazón Inmaculado de la Virgen María, al día siguiente del Sagrado corazón de Jesús, es un símbolo de su vida interior y su amor maternal. La primera referencia en el Evangelio al Corazón de María destaca su riqueza interior: "María conservaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón" (Lc 2,19).
En el pasar de los años, las paredes de las iglesias han sido testigos silenciosos de un fenómeno que trasciende las fronteras del tiempo: el flujo constante de generaciones que acuden a los servicios religiosos en busca de consuelo, reflexión y conexión espiritual.
En la búsqueda constante de la felicidad y el bienestar, muchas personas recurren a prácticas espirituales para encontrar un sentido más profundo en la vida y experimentar una felicidad duradera. Estas prácticas, arraigadas en diversas tradiciones espirituales y filosofías de todo el mundo, ofrecen herramientas y enseñanzas para cultivar una sensación de paz interior, conexión con algo más grande que uno mismo y una profunda satisfacción con la vida.
El sexo tántrico es una práctica milenaria que proviene de las tradiciones espirituales del hinduismo y el budismo, y hoy día ha llamado la atención como una forma de sexualidad que va más allá del simple placer físico. En lugar de centrarse únicamente en el clímax, el sexo tántrico enfatiza la conexión profunda entre los amantes, la intimidad emocional y la expansión de la conciencia.
En Estados Unidos, la gran mayoría de sus habitantes creen en la espiritualidad, aunque son menos los que creen en las religiones, pues se van distanciando de las instituciones, que son menos populares. Independientemente de las afiliaciones, lo sagrado y la religión son cosas importantes. En nuestro tiempo, a veces nos conformamos con cosas comunes y no pensamos mucho en lo sagrado. Pero lo sagrado nos conecta con algo más grande, nos hace mirar más allá de lo ordinario.
Hay en muchas tradiciones religiosas y espirituales la creencia de que los ángeles actúan como guías o mensajeros divinos, proporcionando consuelo y apoyo durante momentos cruciales como la transición hacia la muerte. En la tradición cristiana, los ángeles son mensajeros de Dios y pueden desempeñar un papel importante en momentos significativos de la vida, incluyendo la muerte: brindan acompañamiento espiritual y consuelo, y guían el alma hacia la paz.
Los monjes trapenses eligieron como lema de su Orden «Memento mori»: recuerda que morirás. Pero podemos reflexionar sobre la muerte desde el punto de vista de la experiencia vital, que nos sirve para vivir bien; o bien desde la esperanza de salvación, que nos sirve para vivir felices con esa perspectiva de que pasaremos a una situación mejor.
¿Se ha parado el lector a reflexionar porque el respeto de los hijos hacia los padresdesparece, la violencia contra la mujer se extiendecomo un mancha de aceite, la violencia sexual infantil y adolescente sea estremecedora, la pederastia, especialmente la eclesiástica sea horripilante, los robos y los engaños se multipliquen, la opresión de los poderosos sobre los débiles no tiene frontera, la justicia de la justicia sea escandalosa?
En nuestra interioridad más profunda, espiritualmente, el duelo toca hondo. Aparecen preguntas, sobre a dónde va a quien queríamos y que nos ha dejado, cómo y de qué modo volveremos a encontrarnos con él, con ella. Hay unas fases de ese duelo, primero de caída y luego de resurrección en los sentimientos: un resurgir más tarde, cuando podemos llegar a sentir la presencia de quien nos dejó, algo así como un ángel que nos cuida.
Cuando se encuentra un sentido al sufrimiento, ya se deja de sufrir desde el alma. Con la paz y armonía en el nivel más profundo del ser, el alma experimenta un estado que trasciende el sufrimiento. No me refiero aquí al dolor físico, que hay que procurar quitar, sino a ese pesar causado por algo que nos desagrada.
Las experiencias místicas cercanas a la muerte (NDE, por sus siglas en inglés) son fenómenos en los que las personas informan haber tenido experiencias notables y trascendentales mientras están al borde de la muerte clínica o durante situaciones de trauma extremo. La historia de Anita Moorjani es significativa: fue diagnosticada con cáncer terminal en 2002 y experimentó un deterioro rápido de su salud.
Algunas personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM) cuentan experiencias subjetivas como la sensación de salir del cuerpo, atravesar un túnel, encontrarse con seres de luz y, a veces, la revisión de eventos significativos de la vida: ver la vida entera como en una película.
Elisabeth Kubler-Ross, gran experta en humanidad en el tema del dolor y la muerte, que acompañó en los momentos de morir a más de 20.000 personas, se preocupó por esos enfermos: “a lo largo de mi vida he soñado en un futuro en el que la medicina verá las personas en su conjunto y tendrá cuidado de todas sus necesidades”.
Tenemos este cuerpo pero no somos este cuerpo. El “cuerpo objeto” es pobre, y la “corporalidad animada” es lo que somos, con una libertad interior, que se mueve ahora en el espacio, que es cuerpo de luz, esencializado… y eso es lo que los moribundos ven, que las percepciones de espacio-tiempo cambian, que hay algo invisible a nuestros ojos y que ellos ya ven.
Pienso que es una necesidad urgente que nos paremos a reflexionar sobre este texto que forma parte de la entrevista que Ima Sanchís le hizo al ensayista Amador Fernández-Sabater: “Sí, existe una disputa para atraer nuestra atención. Hoy es para la economía y la política, nuestra atención es el bien principal… La libertad es ir más allá de las opciones que hay y ser capaces de conquistar alguna cosa que no es…"
Sentí encontrarme en la antesala de ese lugar de fe, que llamamos cielo. Éramos cinco personas, la media de edad 77 años. El Hermano Rafael, San Rafael Arnaiz Barón, nos acompañó durante la misa con todos los Hermanos Trapenses... Una espiritualidad sencilla, silenciosa y llena de Dios, nos envolvió. La acogida fue lo más parecida a una familia.
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