“Más de la mitad del valor de la riqueza en España se concentra en manos de apenas un 10% de la población; y un 22%, en las del 1% más rico. Mientras, los hogares que conforman el 50% más pobre apenas concentraban el 7% de la riqueza total del país y han visto cómo se ha reducido el valor de su riqueza.” (Informe Intermón Oxfam). No solo crece la riqueza de los pocos más ricos por los beneficios de su ya previo patrimonio, sino que hay un constante y creciente trasvase de los ingresos de la mayoría social hacia esa minoría oligárquica enriquecida por desmesuradas ganancias financieras y empresariales.
86 de cada 100 euros repartidos como rentas de capital acaban en manos de apenas un 10% de la población, y casi nada para las pymes. Y un 66% van al capital extranjero, que ya controla dos tercios de las compañías del IBEX35. La causa principal del doloroso abismo es el creciente porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que suponen las rentas de capital -concentradas en unas pocas personas y empresas- frente a las rentas del trabajo.
Ellos concentran cada vez más riqueza
“Según el Banco de España, en 2022 los beneficios de las empresas aumentaron un 91,3%. Los cinco grandes bancos han ganado 26.000 millones. Iberdrola gana 4.803 millones y se apunta su sexto récord de beneficio consecutivo”. (Informe Intermón Oxfam). La riqueza se incrementa -cada vez se genera más- pero cada vez se concentra más -y a una mayor velocidad- en menos manos. A nivel mundial, pero en España -dada nuestra situación de país dominado por el imperialismo (estadounidense especialmente)- la concentración de la riqueza se agudiza y, además, la acapara el capital extranjero.
La concentración en oligopolios (monopolios en términos marxistas) no escapa ninguna rama o sector económico. En el caso del sector eléctrico, tan solo cuatro compañías -Iberdrola, Endesa, Naturgy y Repsol-, concentran el 86,1% de la cuota de mercado; y entre Repsol y CEPSA controlan casi la mitad del mercado de distribución de combustibles fósiles en nuestro país. Y tales beneficios se concentran en millonarias retribuciones a sus accionistas: las empresas del sector energético incrementaron su resultado de explotación un 33% en 2022 que se tradujo en el pago de 8.500 millones en dividendos.
El total de facturación de estas compañías de tipo monopolista equivale al 56% del Producto Interior Bruto de nuestro país. Pero a estas compañías, aun nadando en abundante riqueza, se les permite despedir trabajadores. Naturgy, entre 2020 y 2022 recortó un 32% su plantilla mientras sus ingresos se duplicaron y su resultado de explotación se multiplicó por seis.
Y la banca aún más
Sólo tres bancos -Santander, BBVA y Caixabank- acaparan el 63% de los activos bancarios. Es decir, el capital financiero -concentrado también en cada vez menos bancos- se impone incluso al capital industrial y al comercial. Sólo seis bancos -Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell, Bankinter y Unicaja- acaparan el 77% de los activos bancarios de nuestro país. Desde 2020 han aumentado un 36% su resultado de explotación y un 29% la remuneración a sus accionistas, así como un 50% la retribución a sus principales ejecutivos, mientras el sueldo medio apenas creció un 4% en 2022.
De acuerdo con los últimos datos del Banco de España, el peso de los activos financieros sobre la riqueza bruta casi se ha doblado en los últimos 20 años y casi el 80% del valor de los mismos está en manos del 10% más rico de la población. En España la mitad de las 50 grandes empresas españolas son propiedad o están gestionadas por personas que pertenecen al 1% más rico. Y es en la gran banca donde mayor es el dominio de la superpotencia estadounidense en España.
Una concentración monopolista que ha aumentado en los últimos años, con un gobierno “de coalición de izquierdas” que dio luz verde a que Caixabank se comiera a Bankia. Y que está comandada por el gran capital extranjero -principalmente estadounidense- propietario de más de la mitad de las acciones del Ibex-35. BlackRock a la cabeza.
A nosotros nos empujan abismo abajo
Y el abismo social se ahonda. Es producto de un saqueo que nos empobrece a la mayoría. Según la Encuesta de Condiciones de Vida -difundida por el Instituto Nacional de Estadística- el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en España aumentó medio punto hasta situarse en el 26,5%. ¡Más de uno de cada cuatro españoles!
Somos el cuarto país de Europa con mayor tasa de pobreza y exclusión, y hay que añadir a 12 millones de trabajadores, que, aun teniendo un empleo a tiempo completo, están al borde de la pobreza. Sobra el dinero, pero cada vez el abismo se profundizará más. Los trabajadores -que generan la riqueza- no acceden a su redistribución. El excedente de producción -cada vez mayor por el desarrollo de las fuerzas productivas- se monopoliza por cada vez menos propietarios del capital.
Desde 2021 la subida de precios -el atraco de bancos y monopolios camuflado bajo la inflación- ha supuesto la pérdida de 11 puntos de poder adquisitivo de los trabajadores. Es como si en los últimos tres años, de media, hubiéramos cobrado 6.930 euros menos. O como si nos hubieran quitado, de media, el sueldo de tres meses.
Redistribuir la riqueza para que salgamos del abismo
Ante el insondable abismo social -con nuevos ataques en el saqueo contra el 90%- el único camino es redistribuir la riqueza. Aprobar “medidas sociales” que proponen el PSOE, Sumar y Podemos -financiadas con dinero público aportado sólo por los que pagamos impuestos, ese 90% cada vez más empobrecido- contribuye sólo a paliar temporalmente los sufrimientos de algunos mientras garantiza que el saqueo y el abismo social continúan y aumentan para el resto.
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