Durante la noche del 25 de febrero, el oeste de Afganistán, afectado por la sequía, recibió las precipitaciones esperadas pero en forma de fuertes tormentas de nieve. En la semana que ha transcurrido desde entonces, las temperaturas han descendido hasta los -19ºC. Hay informes sobre el aumento de enfermedades entre la infancia debido al intenso frío y tristemente también, informes de niños y niñas que han fallecido.
Las nevadas y los vientos han destruido casas y matado ganado. Muchas familias de la provincia rural de Herat siguen refugiadas en tiendas de campaña y edificios improvisados tras los destructivos terremotos de octubre de 2023. Los hogares que ya padecen inseguridad alimentaria no pueden conseguir leña para calentarse o cocinar porque las carreteras se han vuelto difíciles de transitar.
"La gente que vive en refugios provisionales tiene muy pocas mantas o ropa de cama para calentarse. Además, hay niños y niñas corriendo con ropa de algodón muy fina y algunos ni siquiera tienen zapatos”, explica un trabajador de World Vision tras una visita de evaluación el pasado 26 de febrero. “También nos han informado de la afluencia de niños y niñas enfermos a nuestros centros de salud. Lamentablemente, hemos recibido informes de niños y niñas que han muerto de frío en otras partes de Zindajan. La mayoría de las familias queman leña en pequeñas hogueras o estufas en sus casas. Se están quedando rápidamente sin combustible para calentarse y, debido al mal estado de las carreteras, tienen dificultades para conseguir más”.
World Vision ha respondido de inmediato suministrando mantas, leña, combustible y otros enseres para poder calentarse.
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