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No logro discernir la causa de mi reciente sequía creativa. Tal vez fue la energía invertida en preparar la conferencia de inicio de semana sobre educación disruptiva para la Universidad Internacional de Investigación México (UIIMEX), la que dispersó mi habitual fluidez literaria.
Para el poeta A un buen augurio es que florezcan carteros que llamen dos veces. Para el poeta B un buen augurio es que por dos veces
carteros que te llamen florezcan.
Hoy los cumplo, según el calendario, ¡y parece mentira haber llegado! ¿noventa años?: ¡ni lo había soñado! pero ¡ya ves!: ¡estoy en su escenario! Como hijo fiel, me siento tributario, del Señor que siempre me ha ayudado, al que ruego con fe y esperanzado poder ser de su Gloria donatario.
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