El blanqueamiento dental es uno de los de tratamientos médicos que más ha crecido en los últimos años debido a una mayor preocupación por la estética o a la aparición de ofertas económicamente interesantes. Los ciudadanos que acuden a consultas odontólogas se preocupan cada vez más, no sólo por su salud bucodental, sino también por el aspecto de sus dientes, que puede degradarse con el paso del tiempo o debido al consumo de ciertos productos.
Según cifras de ADE Group, compañía especializada en salud dental y que cuenta con una red de más de 5.800 clínicas en Europa, en 2015, el grueso de las intervenciones de este tipo se realizaron al concluir la temporada veraniega. En concreto, un 22% de los tratamientos se llevaron a cabo en septiembre, un porcentaje claramente superior al resto de meses del año.
Las causas de este fenómeno podrían explicarse debido a que la gente descuida durante el verano los temas relacionados con la salud y que, una vez vuelve a la rutina, vuelve a preocuparse por estos al poder mantener la regularidad que un tratamiento de blanqueamiento requiere.
¿Por qué perdemos el color blanco de los dientes?
Esta es, sin duda alguna, la pregunta que muchas personas se hacen al comprobar que, con el paso de los años, sus dientes pierden brillantez y, por lo tanto, también estética. Según expertos de ADE Group, esta pérdida de color se debe, en primer lugar, a una razón natural, ya que el tono del esmalte de los dientes, así como su propia composición, va modificándose con el simple paso del tiempo.
Por otra parte, algunos factores externos y, por tanto evitables, también influyen en este cambio de color. La injerencia de ciertos componentes presentes en productos tales como el vino, el café, el té, algunos zumos, frutas como las fresas o las cerezas o el tabaco propicia un oscurecimiento de los dientes, los cuales merecen un especial cuidado. En este sentido, mantener una buena higiene oral diaria es fundamental.
Generalmente, todo el mundo puede someterse a intervenciones de este tipo, exceptuando casos concretos como mujeres embarazadas, menores de edad o personas con determinadas alergias. Es necesario, no obstante, que especialistas en estética dental realicen un correcto diagnóstico y seguimiento de cada paciente antes y especialmente durante el proceso de blanqueamiento, con el fin de conseguir un resultado óptimo.
Los falsos mitos y los peligros de los blanqueamientos caseros
Existen algunos falsos mitos sobre los efectos de un proceso de blanqueamiento dental que, según los expertos, precisan de matices importantes. Estos son algunos de ellos:
1. El blanqueamiento provoca sensibilidad dental crónica. Aunque este afecto sí puede darse de forma temporal, es un falso mito. En caso de producirse transitoriamente, el odontólogo se encargará de aportar consejos para hacerla más llevadera.
2. En caso de padecer periodontitis no se puede hacer un blanqueamiento dental. Según expone Fulvia Kucharski, odontóloga de ADE Group “mientras la enfermedad sea activa es cierto que no se puede realizar el proceso, pero una vez está estabilizada y controlada, sí es posible llevarlo a cabo”.
3. El blanqueamiento dental desgasta el esmalte. El agente blanqueante abre el poro del esmalte durante el período de aplicación de este, pero este vuelve a cerrarse.
4. El blanco sólo dura unos meses. La durabilidad del blanqueado dependerá de los hábitos y conducta alimentaria del paciente, a quien el odontólogo ofrecerá consejos. En este sentido, Kucharski recomienda no llevar a cabo tratamientos no profesionales puesto que de así hacerlo, “la durabilidad del blanco sí pude ser breve y los efectos secundarios en la encía y en lo que a sensibilidad dental se refiere pueden ser graves”.
|