Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Copo | Familia

Elena, el abuelo y los años

Con el paso del tiempo el padre y la madre van ejerciendo su rol
José García Pérez
jueves, 18 de agosto de 2016, 09:32 h (CET)
Elena es mi nieta; el abuelo soy yo; y los años, ese tiempo que inexorablemente se acumula sobre las personas. Ustedes no la pueden ver -no sea que la jefa de la tropa de irreverentes pueda escandalizarse-, pero la fotografía en la que Elena posa sus labios en mí cuando ella tenía un añito de edad, es, tal vez, la imagen más tierna de todas las acumuladas en el disco duro de mi ordenador.

Como mañana es su onomástica deseo felicitarla, y en ella a todas aquellas niñas y mujeres que lleven su nombre, y a todos los abuelos que ejercen como tales, o al menos lo intentan; tarea nada fácil porque la osamenta ya no está en plena forma y la lumbalgia asoma con sus irresistibles deseo de molestar a más de uno y una.

Los abuelos, también las abuelas, a esa inocente edad de sus nietos se convierten en sus auténticos juguetes y viceversa, aunque en menor medida. Cuentos e historietas van ocupando un lugar en los pequeños cerebros para llenárselos de pajaritos en prevención que más tarde lleguen otros para que sean los buitres los que revoloteen por su cabecitas; y así, tal vez los nietos y nietas, sepan, cuando llegue el momento, diferenciar los buitres de los pajaritos.

Sin embargo, con el paso del tiempo el padre y la madre van ejerciendo su rol, y una palabra, un consejo, una orden, un beso de viene y va, comienza a colocar a cada miembro de la familia en su lugar correspondiente, es entonces cuando el abuelo pasa para los nietos a un segundo plano, pues el primero, como debe ser, lo ocupan sus progenitores.

Cuando ocurre este hecho, que siempre ocurre, es cuando los pajaritos que colocaron con esmero comienzan a revolotear por el interior de los nietos a posar su vuelo en sus momentos cruciales.

El abuelo ha dejado de ejercer aquel rol de narrador del cuento de “el caballo blanco” y comienza, oh Dios, si tiene tiempo y sabe, a explicar a Elena lo que es un quebrado o una división de decimales, no digamos ya la pura filosofía.

A veces, el tiempo se debía detener.

Noticias relacionadas

Cuando pasan ya treinta días de la catástrofe que asoló varias zonas de la provincia de Valencia, con la muerte de más de doscientas personas y algunas aún sin aparecer sus cuerpos, sorprende la supervivencia política de Carlos Mazón. Representa un caso único de inoperancia, ineptitud y negligencia que se corona con la resistencia a dimitir.

En la convivencia humana se aprecian diariamente "delitos" que no tienen pena legal, pero sí la condena social. También hay faltas humanas de perjuicio casi nulo a la población, que tienen pena jurídica. El ardor de los políticos en tiempos electorales no debería encubrir bajezas como la mentira, que por acumulación y dureza generan un ambiente condenable, indigno de un Estado de derecho con monarquía parlamentaria.

Hace algunos días, el señor Mikhail Zygar publicó en “The New York Times” (reproducido por el diario “Clarín” de Buenos Aires), una columna que reavivó algunas elucubraciones mágico religiosas que están dando vueltas en el ambiente con respecto a la guerra en Europa. El escrito del periodista ruso parece no tener esa intención, pero deja el tema flotando en la atmosfera.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto