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Etiquetas | El Sexo es Vida

¿Por qué tenemos amantes?

El amante es un recurso, una vía de escape
Ana de Calle
viernes, 26 de agosto de 2016, 09:57 h (CET)
¿Sabes ... que existen estereotipos que ven a la pareja como una unión que implica renuncia de la propia libertad, en la que no existe la sinceridad y los intercambios entre ambos son rígidos?

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Es curioso observar que una unión que -pienso- crearon para el amor, para compartir y respetarse, se puede convertir en una encerrona, en la que ellos - quizá no saben por qué- tienen la impresión de estar en un laberinto sin salida. Sí fueron ellos los que entraron pero ahora no saben cómo salir. Esto, claro está, no se da en todas las parejas, pero cuando tienen este tipo de vivencia, se puede resolver el problema utilizando la comunicación.

Tienen que hablar de todo lo que les asfixia, de la necesidad de cambio, de que hay que innovar o renovarse ... Sin emgargo lo que ocurre, es que ellos buscan otros mecanismos ajenos a la pareja, para intentar salir de esa situación cerrada, para aliviar la asfixia, aunque manteniendo a la pareja. Es aquí cuando pueden surgir los amantes. Aquí tienen una razón, porque en la unión de la pareja existe un vínculo de dependencia y no hay libertad, así el amante se convierte en un medio para lograrlo.

No sabemos si el amante va ha resolver la asfixia o no ... Lo que digo es que puede ser un motivo para buscar amantes. Aunque los amantes, suele pasar que se conviertan en una asfixia añadida, lo que indica que el problema real no está en la falta de libertad o en el aburrimiento de la pareja.

Sabemos que a veces el amante es un recurso, una vía de escape de esa asfixia que vive la pareja y que no la aborda y no se comunican. Creo que hay veces que ni son conscientes de ella, sino que lo que manda es la inercia en estas situaciones.

Y si entran en una dinámica de falta de comunicación y se resignan con lo que viven con la pareja, no es raro que busquen mecanismos de compensación para aliviar las tensiones internas. Lo más interesante de estos mecanismos es el deseo de mantener a la pareja y aliviarse a través de los amantes. El amante cumple una función paliativa, como un medicamento para el dolor de cabeza, que alivia pero no resuelve el problema, eso sí desaparece el síntoma -el dolor- en ese momento.

Y aquí llegamos al autoengaño, el problema no se resuelve pero en nuestra mente inconsciente podemos creer que si se elimina la asfixia el problema está resuelto y no es así. Y hay casos en los que el aburrimiento y la pérdida libertad dentro de la pareja hacen surgir la promiscuidad. Se mantienen relaciones con varias personas y hay cambio de amante, lo que indica un problema emocional que inhibe la sexualidad y el funcionamiento sexual en la pareja.

Ahora si se es consciente de la promiscuidad y se elige sin dependencias, entonces no hay riesgo, es una elección como otras.También se recurre a los amantes cuando hay insatisfacción sexual, cuando falta complicidad, cuando hay deseos inconscientes de acabar con la pareja, de separase.

En la terapia con el sexólogo se harán conscientes de que muchas veces no estamos unidos a los amantes, sino que son instrumentos que utilizamos para llevar a cabo nuestros deseos no aceptados de separarnos y acabar la relación. Además sabrán que lo recomendable es aprender a no involucrar a otras personas, a no usarlas, ni manipular a la pareja. Esto que no es frecuente se puede aprender a verlo.

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Es necesario y sobre todo, imprescindible tener un trabajo que sustente todas nuestras necesidades diarias. Las tareas laborales nos dan utilidad y también prestigio, porque tener la obligación de realizar algo de forma permanente nos da estabilidad y nos va formando como personas.

 
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