Una creencia extendida y basada en algunas series históricas de la estadística es que los divorcios se incrementan a la vuelta de verano. El motivo: muchas parejas se ven obligadas a pasar juntas el tiempo del que no disponen durante el resto del año por motivos de trabajo. Es entonces cuando la convivencia se alarga y se hace más difícil mantener una relación que no atraviesa por un buen momento. Los problemas, que antes quedaban ocultos tras las obligaciones, se sitúan ahora en primer término.
Puede darse, sin embargo, la situación contraria, es decir, el verano puede ser un salvavidas para parejas en crisis. Lo afirma la psicóloga de Clínicas Origen Marian Barrantes, quien pone de relieve aspectos positivos de estos meses estivales. Tener una jornada laboral reducida, viajar juntos y disponer de tiempo para el ocio, explica “permite reconectar y poner coto a la comunicación deficiente, el distanciamiento emocional y la falta de intimidad que nos dificulta poder disfrutar de relaciones de más calidad”. Además, la disminución de elementos estresores permite atenuar tensiones y practicar un modelo de comunicación más asertivo.
A la vez, la terapeuta de estos centros de psicología y psiquiatría incide en que disponer de más tiempo libre refuerza los vínculos emocionales “ya que nos permite compartir momentos de mayor calidad con la pareja, dando lugar a un incremento de la intimidad tanto a nivel físico como emocional”.
Ahora bien, este punto de apoyo que puede ser el verano cuando la pareja hace aguas o atraviesa por una crisis, debe sustentarse en otros elementos. No basta con compartir tiempo libre y estar menos relajados, sino que deben concurrir una serie de circunstancias favorables:
Cómo resetear y oxigenar la relación de pareja durante los meses estivales
- La primera es que ambos estén dispuestos a trabajar en la relación, para identificar qué les está bloqueando y ser capaces así de poder comunicarse de una forma abierta y honesta. Sólo de esta manera podrán practicar la responsabilidad afectiva y estar preparados a escuchar y comprender al otro sin atacarle.
- Es importante elegir un ambiente relajante que dé lugar a la práctica de actividades conjuntas en las que ambos disfruten y fomenten el trabajo en equipo y la diversión, ya que generar nuevos recuerdos positivos y experiencias gratificantes es crucial para resetear la relación y que se oxigene.
- También es importante no olvidar el espacio personal individual. Cada uno debe tener sus propios momentos de conexión emocional individual para reflexionar y relajarse.
- Ajustar expectativas puede ayudar a no sentir frustración y a valorar y reforzar cada paso que vaya oxigenando la relación. Esto es, no pensar que porque estos meses están culturalmente asociados al idilio, se va a solucionar la relación sin más.
- En este punto, es conveniente considerar la posibilidad de llevar a cabo terapia de pareja antes o durante las vacaciones, ya que muchos de los problemas de pareja surgen por no saber buscar ayuda profesional a tiempo.
Niños, familiares y amigos, elementos externos que también pueden jugar a favor
En muchas parejas hay crisis, y también con niños. Las obligaciones y el mantenimiento de las rutinas, el esfuerzo y la discrepancia entre las opciones de crianza y educación son algunos motivos de disputa. Ahora bien, si se tienen en mente estos inconvenientes y se está dispuesto a gestionarlos en positivo, la existencia de hijos puede ser un elemento reforzador.
¿Cómo? Reservando tiempo para la pareja, echando mano de opciones externas como los cuidadores o las actividades recreativas de los lugares de destino. Otra solución es dividir las tareas e incluir a los más pequeños en la planificación de rutinas y actividades.
Sobre la conveniencia de viajar o no con amigos u otros familiares, la psicóloga de Origen recuerda que todo depende de la situación de cada pareja y de sus propias dinámicas internas. Si bien es cierto, recuerda, que viajar con amigos “puede provocar una atmósfera más distendida y más relajada, reduciendo el estrés y aliviando tensiones de forma puntual , siendo incluso mediadores de conflictos en ciertos momentos”, no lo es menos que “pasar las vacaciones solos permite que la pareja se concentre más en la relación, trabajando la comunicación y resolución de conflictos sin presiones externas ni distracciones. Pasar tiempo de calidad ayuda a redescubrirse y reconectar emocionalmente, creando momentos de mayor intimidad”.
Una fórmula mixta podría ser otra opción. Empezar, por ejemplo, las vacaciones solos y terminarlas con amigos. La flexibilidad se puede y debe adecuar al estado de la relación y la intención de mantenerla a flote.
Por último, Marian Barrantes advierte, que pese a los logros obtenidos en verano, “mantener un matrimonio o pareja no es algo estacional”, por lo que se requiere mantener la actitud abierta y constructiva a la vuelta del descanso. La terapia de pareja es una opción que nunca debe descartarse, incluso si se atraviesa por una buena época. En el amor, como en la salud, también se puede prevenir antes que curar.
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