| ||||||||||||||||||||||
Las personas que se relacionan de manera no monógamas (liberales, poliamor, trieja…) viven fuera de la normatividad de la monogamia, que es la forma habitual de construir relaciones de pareja. En los últimos tiempos, cada vez es más habitual encontrarse a gente que explora su sexualidad en estos modelos no tradicionales donde sentirse libre en el plano sexual.
Los impactos que provoca una relación tóxica pueden variar según el perfil de una de sus víctimas, incluso porque afectan gran parte de las estructuras emocionales, mentales y físicas. Además de tener la lamentable capacidad de generar discapacidades en muchas de sus víctimas. Estos impactos pueden llegar a escenarios irreversibles si no hay una intervención acogedora, técnica, pragmática y precisa.
Hace años era impensable que pudieran darse las relaciones tal y como las conocemos hoy en día, es decir, aspectos tales como la convivencia o la llegada de los hijos antes del matrimonio o, incluso, en la mayor parte de las veces, sin llegar a ese estado oficial de unión. Situaciones como las del enamoramiento progresivo o el ligoteo presencial han desaparecido para dar lugar a encuentros pactados en redes y aplicaciones que se prestan al citado objetivo.
Andrea Vicente es directora del Centro de Psicología Andrea Vicente, conferenciante y divulgadora en redes sociales, donde cuenta con una colosal comunidad de seguidores que supera el millón y medio. Es autora del libro “Quien bien te quiere te hará feliz" con el que ofrece una serie de claves que nos permiten una relación amorosa saludable y duradera, a través de técnicas para gestionar mejor nuestras emociones, resolver conflictos y mantener la pasión, entre otras.
¿Qué papel juega la cultura en nuestras relaciones? Para hacer nuevos amigos, encontrar pareja o simplemente conectar con compañeros de trabajo, nuestra “mochila cultural” nos acompaña y nos ayuda a definir quiénes somos. A través de un estudio, se ha preguntado a 3.000 españoles cómo emplean la cultura a la hora de relacionarse con los demás, empezando por los intereses románticos, y los resultados señalan que la cultura “enciende” a un 57% de los encuestados.
Una creencia extendida y basada en la estadística es que los divorcios se incrementan a la vuelta de verano. El motivo: muchas parejas se ven obligadas a pasar juntas el tiempo del que no disponen durante el resto del año por motivos de trabajo. Es entonces cuando la convivencia se alarga y se hace más difícil mantener una relación que no atraviesa por un buen momento. Puede darse, sin embargo, la situación contraria: el verano puede ser un salvavidas para parejas en crisis.
Para llegar a valorar a una persona, o en este caso pareja, previamente hemos tenido que haber pasado por experiencias anteriores que nos han dejado una huella en nuestro corazón. Es decir, hemos vivido situaciones que no han salido como nosotros esperábamos y nos hemos decepcionado porque dichas personas no cumplían con nuestras expectativas. Y es ahí donde comienza el aprendizaje.
Cuando comienza una relación tenemos la sensación de que los dos integrantes tienen las mismas miras de futuro, ilusión y cimientos. Cada uno de ellos tendrá valores y ambiciones que irán saliendo con el tiempo. Y eso es porque no nos hemos preocupado demasiado en saber qué quiere el otro o porque nos han mostrado otra cara diferente a la real. Pero, llega un momento en las relaciones en el que uno de los miembros puede plantearse el hecho de querer tener descendencia.
Lejos de lo que muestran las telenovelas pochocleras mexicanas o coreanas, las películas cada vez más vacías de contenido y el material pseudo biográfico que difunden los medios de espectáculos sobre la vida íntima de las parejas famosas, el amor, en su esencia más pura, no es una idealización de la perfección, sino más bien una aceptación consciente y voluntaria de las imperfecciones de la persona que hemos elegido querer.
La infidelidad se presenta como uno de los desafíos más complejos en una relación de pareja. Las emociones están a flor de piel y el camino hacia la recuperación puede parecer incierto y lleno de baches. Sin embargo, la respuesta a si se puede superar una infidelidad es un rotundo sí. Aunque el proceso no es sencillo, con esfuerzo, comunicación, compromiso y, en muchos casos, ayuda profesional, es posible reconstruir la confianza y revitalizar la relación.
Los comienzos son siempre fáciles cuando se habla de relaciones de pareja, porque ambos dan lo mejor de sí mismos. Se esfuerzan y muestran la mejor cara. Es al principio cuando los dos integrantes se preocupan el uno por el otro, cuando se forjan los cimientos y se genera la confianza. Se establecen unos vínculos que parecen indestructibles y el cuidado está siempre presente, llegando incluso, a admirar a la otra persona.
En todas las relaciones sociales que con el tiempo acaban siendo más íntimas, los comienzos suelen ser fáciles porque existe una motivación que hace que eso prospere, que vaya avanzando porque el interés emocional es mutuo por ambas partes. Y esto es aplicable para amistades o parejas. En todas ellas, es imprescindible que haya reciprocidad, que exista una conexión que funcione como la gasolina de un automóvil que propicia que día tras día se mueva y circule.
Desde tiempos inmemoriales, el tacto ha sido una vía de comunicación primordial entre los seres humanos, y en el ámbito de la intimidad romántica, adquiere una relevancia aún más profunda y significativa. Las caricias, además de fortalecer el vínculo emocional entre las parejas, también tienen un poder terapéutico innegable.
Relaciones abiertas, 'swingers', poliamorosos… Más de la mitad de los españoles no tiene claro el tipo de relaciones no monógamas que existen. Dentro de ellas, los 'swingers' son los más reconocidos, pero todavía existe confusión entre relaciones abiertas y poliamor, aunque casi un 40% de los españoles y españolas sí saben definir este último. Según un estudio, un 16% de españoles y un 8% de españolas afirma haber experimentado alguna relación no monógama.
El amor es algo que se debe demostrar día tras día, es algo que tiene que estar presente cuando dos personas se quieren y desean tener “algo” juntas. Ya no se trata tanto de futuro, porque la vida es la que se encarga la mayoría de las veces de cambiar o modificar los destinos y sobre todo, porque no sólo el amor es suficiente para que se vaya consolidando ese proyecto.
Cuando uno inicia una relación nunca piensa en el punto final, ya que al comienzo todo es maravilloso. Es una sensación de bienestar absoluta donde dos personas, la mayoría de las veces, se están conociendo y dan lo mejor de cada uno de ellos. Algunos pensarán que es fingir, mientras que otros, dirán que es para presentar su cara más amable, pero en ambos casos es cierto, que con el paso del tiempo, esas máscaras se caen para dar lugar a otras facetas más reales.
En realidad se llaman “prácticas afectivas muy poco responsables” y detrás de ellas se pueden esconder problemas de salud mental, trastornos de personalidad y baja autoestima. Las redes sociales han hecho proliferar estos anglicismos, pero también se han convertido en aliadas para visibilizar, desestigmatizar y combatir la discriminación. La generación Z está ayudando a dar más voz a este tipo de situaciones.
Se dice que con el matrimonio dos personas se hacen una sola carne. ¿Cómo es posible, si tienen dos individualidades distintas? No es solamente la unión física, sino que el amante está en el amado como plantado en la cabeza, en el pensamiento y el sentimiento. Y así, sólo estando uno en el otro puede ser posible ser uno solo.
Con el paso de los años, la relación puede perder su encanto y sentirse bastante rutinaria. Es en estos momentos es cuando se necesita poner un esfuerzo adicional para avivar la chispa en la relación. Es crucial asegurarse de que las cosas no comiencen a volverse monótonas.
Cuando empezamos una relación, todos tenemos ilusión, ganas y visión de futuro. Y es que está claro que según nuestras experiencias previas, podemos actuar de diversas maneras, habrá veces que nos genere miedo el cómo puede evolucionar dicha relación, habrá otras que, simplemente nos dejemos llevar, pero de un modo u otro debe existir algo que nos una a nuestra pareja, a esa persona que nos va a acompañar en un futuro.
|