Hace años era impensable que pudieran darse las relaciones tal y como las conocemos hoy en día, es decir, aspectos tales como la convivencia o la llegada de los hijos antes del matrimonio o, incluso, en la mayor parte de las veces, sin llegar a ese estado oficial de unión. Las tradiciones son aquellas normas que, desde pequeños, nos inculcan y que, según la época en la que vivamos, tendrán repercusión en nosotros o no. Actualmente, es más que evidente que queda poco o casi nada de lo que hace algunas generaciones se hacía en cuestiones de amor.
Acciones tan simples como las del enamoramiento progresivo o del ligoteo presencial han desaparecido para dar lugar a encuentros forzados y fríos citados en redes y aplicaciones que se prestan al citado objetivo. Relaciones amorosas que son cambiantes y novios o novias que son sustituidos por otros de la noche a la mañana sin sentir ni un ápice de culpabilidad porque el puesto de nuevo, vuelve a estar completo. Falta de lealtad ante el noviazgo pudiendo hacer cada parte lo que considere sin tener que dar explicaciones porque la otra mitad no es nadie para condicionar o pedir nada. Rupturas absurdas por malentendidos en el mundo digital a causa de los “likes” o por comentarios o emoticonos fuera de lugar. Ausencia de compromiso total ante el futuro basándose en no querer sentirse agobiado porque tener pareja es sinónimo de no poder tener libertad total. Peticiones de apertura de la relación para probar a otras personas de forma física y tener la seguridad, después de volver con alguien que brindará esa parte emocional y de afecto.
Estamos en un momento en el que el amor ya no es lo que era y no lo volverá a ser, porque aquellos que todavía abogan por detalles románticos son catalogados como “extraños” y de cuyas acciones pueden, incluso, reírse. Nos encontramos en una sociedad en la que imperan las familias desestructuradas cuyos padres están divorciados pero ya con sus respectivas parejas conviviendo con sus hijos, cada uno con los suyos, y los cuales cambian de domicilio cada semana o cada quincena y formando, a su vez, nuevas uniones, ya que algunos de sus padres vuelve a tener otros hijos con su nueva parte. Y ante esta nueva realidad, es necesario tener en cuenta que existen muchos factores para que en cualquier momento eso estalle ante la presencia de tantos actores en la escena. Esto años atrás no pasaba, porque tampoco la sociedad estaba preparada para ello.
Hoy en día, podemos tener pareja fácilmente pero hay que saber que existen diferentes tipos de personas con la que podamos encontrarnos. Que nadie es perfecto y que pudiera ser que aquello que busquemos, al principio, nos parezca ser lo que queríamos, pero que, con los meses o años, descubramos algo que no nos haga tanta gracia porque la venda que teníamos en los ojos, por su propio peso, se ha caído. Y eso no es malo, pero si alguien es “tradicional” y la otra persona es más “abierta” pueden surgir discrepancias en la relación llegando a adaptarse sin querer, quizá, a hacerlo por el simple hecho de no perder a la otra parte. Lo cierto es que es muy fácil decir eso de yo soy “moderno” pero cuando nos topamos con alguien moderno, de verdad, es cuando surgen las diferencias sobre el concepto.
Las cosas han cambiado y la sociedad también y esto es algo que podemos ver en los medios de comunicación cuando hablan de temas amorosos y sobre todo de las maneras de encontrar a alguien. Y es que no es obligatorio tener una pareja, sino que es opcional, porque de nada vale tener a tu lado a alguien para aparentar algo que ninguno siente por el simple condicionante de hacer planes en compañía.
Tener pareja ya no es eso que en los cuentos de Disney se exponía. Ya no existen los príncipes azules que venían a rescatar a la princesa y que nos enseñaban el amor sincero y humilde en su máximo esplendor, ahora todo ha cambiado abriendo la mente a relaciones más prácticas y menos duraderas donde no existen las dudas y a veces, ni los remordimientos en las acciones que pueden dañar a la otra parte o quizá, sí queden algunas personas que busquen ese tipo de amor noble pero que por las tendencias poco a poco está desapareciendo. Por lo que en el caso de topar con un compañero o compañera de vida ‘moderno’, habrá que preguntarse si de verdad uno está preparado para formar parte de ese círculo de forma real y no tener consecuencias en el corazón.
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