Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Psicología y sexualidad
Etiquetas | Comportamiento | frustración | Sumisión | Psicología

El miedo a decir no crece: el sí constante crea prisiones emocionales

Hoy, siendo adulto, ¿qué te impide abrir la boca y decir no? Decir no es muy liberador: ¡habla hoy y libérate!
Uemerson Florêncio
martes, 1 de abril de 2025, 08:59 h (CET)

Cada hora vemos muchas personas que permanecen en silencio ante las malas acciones de los demás. Generalmente temerosos de imponer límites, hay personas que adoptan una postura verdaderamente sumisa o pasiva ante sus diversas relaciones. Por eso, hay quienes incluso prefieren escuchar un no antes que decir que no. Finalmente, ¿cuál es el origen de todo este conflicto?


El miedo a decir no crece el sí constante crea prisiones emocionales Uemerson


¿Por qué permitirte decir que sí tantas veces sólo para no tener reputación de ser una mala persona? La gente te tratará según le convenga, no te dejes engañar.


¿A quién buscas o logras complacer verdaderamente, obteniendo como resultado tu más profunda felicidad? Vivir según una política de complacerse a uno mismo, en última instancia, no complace a uno mismo. ¿Qué clase de felicidad sería fruto de la autodestrucción?


¿Cuántos síes han generado profunda amargura, traición y decepción en tu vida? Dices que sí a que entre en tu vida una persona de mal carácter, a prestarle algo a alguien deshonesto, a salir a gastar lo que no tienes y mucho más.


A muchas personas les resulta difícil establecer límites entre sí. Muchos abren los brazos al constante “SÍ” sólo para vivir el papel de la chica buena o el chico bueno. Cuando en realidad este comportamiento puede caracterizarse por un tipo de necesidad de la que no tienen idea. Ahora respóndeme con el corazón abierto: ¿Te resulta más fácil decir o escuchar no?


Si reflexionas con total imparcialidad y sin lágrimas sobre tu historia de vida, empezando por tu familia, podrás aportar muchas respuestas sobre la realidad que vives hoy. Además de identificar diversos momentos de tu infancia en los que viviste o presenciaste diversas situaciones de conflicto.

También podrás acceder a recuerdos traumáticos que dejaron marcas negativas y abrieron puertas a muchos obstáculos en tu vida.


¿Escuchaste más afirmaciones o negaciones en tu infancia? Dependiendo de la intensidad y frecuencia, muchos de sus potenciales pueden haber cambiado. Pero también es posible que hayan creado patrones tóxicos.


¿Tu madre o tu padre eran personas que no sabían decirte no? Si siempre se te han concedido tus deseos, la decepción te espera y te acecha.


¿Es usted una persona que hoy en día se apresura a disculparse después de decir que no? Si esto te sucede es porque eres víctima de algunas de estas deficiencias desconocidas. El lado tuyo que no quiere estar en malos términos con la gente se manifiesta con esta actitud.


¿Has escuchado a tus padres decir que no querían quedar mal ante los demás? Si es así, es necesario revisar estos comportamientos, ya que su decisión es suya.


Hay personas que tienen miedo de estar solas, aisladas o de no ser vistas como una persona desagradable. Muchas personas creen que si dicen que sí todo el tiempo serán valoradas. Al contrario, estas personas viven en grandes prisiones emocionales. Por lo general, son personas que han vivido en entornos marcados por la sumisión o que han visto a familiares diciendo siempre que sí para no disgustar o frustrar a otras personas. ¿Es este tu caso?


Los padres que nunca dicen no a sus hijos, cuando escuchan un no, pueden experimentar fuertes frustraciones. Hoy, siendo adulto, ¿qué te impide abrir la boca y decir no? Decir no es muy liberador: ¡habla hoy y libérate!

Noticias relacionadas

Lidiar con una persona pasivo-agresiva puede ser como caminar por un campo minado cubierto de flores. No gritan, no insultan abiertamente, pero cada palabra que dicen lleva veneno disfrazado de cortesía. A primera vista parecen inofensivos, incluso agradables, pero su forma de actuar deja una sensación de incomodidad que va calando poco a poco, como aquella gota de la que hablaba el sabio Salomón. “Decía el Sabio Salomón que una gota constante, ablanda un duro peñón”.

Pensamos que las enfermedades deben aparecer cuando somos mayores, creemos que nuestro sistema empezará a fallar o a tener ciertas inestabilidades cuando vamos sumando años en la últimas etapas. No concebimos tener mala salud o empezar a perderla cuando somos jóvenes, porque nos han inculcado que cada fase tiene su cometido y sus vivencias.

A veces parece que somos nuestros peores enemigos. Queremos avanzar, mejorar, lograr nuestras metas… pero justo cuando las cosas empiezan a encaminarse, algo dentro de nosotros hace que nos detengamos. Posponemos, nos autosaboteamos, nos convencemos de que “todavía no es el momento” o de que “seguro va a salir mal”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto