La brecha de género persiste en nuestra sociedad, afectando a múltiples aspectos de la vida cotidiana. A pesar de los avances, aún queda un largo camino por recorrer para lograr la igualdad. La brecha salarial, a día de hoy entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad en España, la diferencia salarial es del 24%, con los hombres ganando más que las mujeres en promedio, esta disparidad afecta no solo a los ingresos individuales, sino también a la jubilación y la calidad de vida.
La brecha salarial se refiere a la diferencia entre el salario medio de los hombres y las mujeres, expresada como un porcentaje del salario masculino, es decir que cuando una mujer y un hombre desempeñan el mismo trabajo, la mujer gana menos que el hombre, simplemente por el hecho de ser mujer.
Tradicionalmente las mujeres se asocian con la crianza de los hijos, lo cual puede interrumpir su trayectoria laboral e incluso limitar oportunidades de ascenso.
A pesar de la paridad en educación, persisten estereotipos que afectan a la elección de carreras y la promoción laboral, también el permiso de maternidad y su posterior reducción de jornada, pueden influir en la discriminación laboral hacia las mujeres, y aunque existe el llamado “complemento de brecha de género”, que busca corregir esto, produce el efecto contrario y aún genera más controversia, ya que también es una cantidad ridícula, que no equipara en absoluto la diferencia del salario entre el hombre y la mujer, siempre en la comparativa del mismo desarrollo de trabajo.
La brecha salarial está influyendo cada vez más en que, la mujer se plantea retrasar la maternidad o simplemente renunciar a no tener hijos, algo que para nuestro país trae sus consecuencias, como es la baja natalidad que en estos momentos estamos teniendo.
A pesar de que el 85% de las enfermeras son mujeres, los puestos de liderazgo en el ámbito de la salud, siguen estando dominados por hombres, esta falta de representación afecta en la toma de decisiones y la equidad en el sistema sanitario.
Otro apartado como la tecnología, también refleja desigualdades de género, el acceso igualitario a la tecnología es fundamental para la participación activa en la sociedad actual.
Aunque la diferencia no está en el salario base entre géneros, la diferencia va en los complementos añadidos que se les aplica a los hombres, con lo cual se les beneficia a ellos por encima de las mujeres, desempeñando el mismo trabajo por las dos partes.
Las empresas deberían de implementar planes de promoción que consideren el talento y merito, sin discriminación de género, además la flexibilidad laboral también contribuye a la igualdad, permitiendo a las mujeres conciliar su vida personal y profesional, aunque por desgracia, aún existen algunos misóginos, que prefieren aceptar primero el trabajo de un hombre, ante el de una mujer.
Es crucial seguir trabajando juntos con el único fin de lograr una sociedad más igualitaria y justa, pero la realidad nos demuestra, que aún queda mucho camino por recorrer y mucha lucha que enfrentar.
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