Astrónomos destacaron que su profesión y la cultura forman una interrelación “necesaria” para dar respuesta a los grandes interrogantes del Universo, así como que, desde la arquitectura megalítica, los mapas de las constelaciones y los catálogos de cometas responderán a la nueva generación de imágenes mediante inteligencia artificial.
De todo ello se trató durante el simposio ‘Astronomía y cultura’ realizado en el marco de la XVI Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía (SEA), que se está celebrando esta semana en Granada.
La entidad explicó este jueves que la observación del cosmos plantea algunas de las preguntas más profundas a las que se enfrentó la humanidad como, por ejemplo, ¿El Universo es eterno o tuvo un principio y tendrá un final?; ¿Es finito o infinito?; ¿De qué está hecho?; ¿Cuál es el lugar de nuestro mundo en el cosmos?, o ¿Está nuestro destino escrito en las estrellas?, entre otras.
La observación y la interpretación del cosmos permearon sociedades de todas las épocas y lugares. En la actualidad, la astronomía y la astrofísica abordan estas cuestiones “desde el rigor y la creatividad del pensamiento científico”, dijeron desde la SEA.
Además, son, por otra parte, herederas de una rica tradición cultural en la que las cuestiones del cosmos se abordaron en el marco de un crisol de ideas influidas por la religión, la filosofía, la política, la mitología y la ciencia.
ASTRONOMÍA MAGNÉTICA
Las construcciones megalíticas demuestran que hace más de 6.000 años el ser humano ya se interesó por el cielo, y la península ibérica acoge algunos ejemplos que dan buena cuenta de ello. Las antas alentejanas, un conjunto de casi dos centenares de tumbas megalíticas de España y Portugal, siguen una orientación marcada por las posiciones del Sol y de la Luna.
El conjunto de los Dólmenes de Antequera, un bien Patrimonio Mundial situado a algunos kilómetros de Granada, demuestra una interacción entre el paisaje y el celaje que no tiene nada que envidiar a otros lugares como Stonehenge, en Inglaterra, o como Newgrange, en Irlanda.
La ecuación se completa con el singular conjunto de monumentos de las navetas y taulas en Menorca, declarados Patrimonio Mundial, donde la observación del cielo y de las estrellas tuvo un rol fundamental, según concluyó la SEA.
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