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José Ramón Talero Islán, Granada

La sinrazón y la impotencia se apoderan de nuestra sociedad (el drama de la inmigración)

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Esas personas que deambulan por nuestras calles, que vienen de otros países ricos, pero sumidos en la miseria por esos gobernantes tiranos que son apoyados por países hipócritas del llamado primer mundo. Hay que ayudar a estas naciones para que prosperen y creen puestos de trabajo, pues son ricos en materias primas. Si analizamos de una forma coherente y documentada de lo que ha ocurrido a través de nuestra historia en la colonización de África veríamos porque actualmente vivimos este desastre humanitario de personas que piden a gritos ayuda.


¿Se solucionaría este drama que inunda las informaciones diarias y que no se toman medidas concluyentes?


Claro que sí y es más fácil de lo que podemos pensar. Si se quitara a esos dictadores, reyezuelos, explotadores de niños en minas de oro, diamantes etc., y se crearan infraestructuras, industrias y mucha inversión en educación; para que estos países prosperen por sí mismos y esos farsantes, colonizadores dejaran de expoliar. Por otro lado contratar a esas personas que quieren venir a trabajar con sus papeles en regla  desde sus países de origen, de igual manera se hacía en Europa en los años 60 del siglo pasado, cuando se necesitaba mano de obra en Alemania, Francia, Suiza y otros países del continente; de esta forma se eliminan las mafias que se enriquecen con la desesperación de estas personas que vienen para conseguir una vida digna, que no les ofrecen en sus naciones.


¿Y actualmente qué se debería hacer con estas miles de  criaturas que son recogidas de los cayucos y después se les dispersa por ciudades y pueblos?


Pues inscribirlos para que los empresarios puedan contratarlos y de esa forma ganar dinero para vivir aquí honradamente y enviarles a sus familias para que puedan subsistir en sus tierras.


Esto que expongo modestamente, cómo es lógico lo podrían hacer las autoridades políticas europeas, con mucha más formación y preparación, para solucionar estos tremendos problemas.


¿Por qué no se hace de forma clara y concluyente?


La sinrazón y la impotencia se apodera en el ambiente de esta sociedad materialista y cómoda que no quiere ver a su alrededor las tristezas, miserias y falta de libertades que se van imponiendo y que impasibles aceptamos; despertemos y exijamos nuestros derechos fundamentales y mantengamos la democracia real, que tanto costó conseguirla.

La sinrazón y la impotencia se apoderan de nuestra sociedad (el drama de la inmigración)

José Ramón Talero Islán, Granada
Lectores
miércoles, 28 de agosto de 2024, 10:53 h (CET)

Esas personas que deambulan por nuestras calles, que vienen de otros países ricos, pero sumidos en la miseria por esos gobernantes tiranos que son apoyados por países hipócritas del llamado primer mundo. Hay que ayudar a estas naciones para que prosperen y creen puestos de trabajo, pues son ricos en materias primas. Si analizamos de una forma coherente y documentada de lo que ha ocurrido a través de nuestra historia en la colonización de África veríamos porque actualmente vivimos este desastre humanitario de personas que piden a gritos ayuda.


¿Se solucionaría este drama que inunda las informaciones diarias y que no se toman medidas concluyentes?


Claro que sí y es más fácil de lo que podemos pensar. Si se quitara a esos dictadores, reyezuelos, explotadores de niños en minas de oro, diamantes etc., y se crearan infraestructuras, industrias y mucha inversión en educación; para que estos países prosperen por sí mismos y esos farsantes, colonizadores dejaran de expoliar. Por otro lado contratar a esas personas que quieren venir a trabajar con sus papeles en regla  desde sus países de origen, de igual manera se hacía en Europa en los años 60 del siglo pasado, cuando se necesitaba mano de obra en Alemania, Francia, Suiza y otros países del continente; de esta forma se eliminan las mafias que se enriquecen con la desesperación de estas personas que vienen para conseguir una vida digna, que no les ofrecen en sus naciones.


¿Y actualmente qué se debería hacer con estas miles de  criaturas que son recogidas de los cayucos y después se les dispersa por ciudades y pueblos?


Pues inscribirlos para que los empresarios puedan contratarlos y de esa forma ganar dinero para vivir aquí honradamente y enviarles a sus familias para que puedan subsistir en sus tierras.


Esto que expongo modestamente, cómo es lógico lo podrían hacer las autoridades políticas europeas, con mucha más formación y preparación, para solucionar estos tremendos problemas.


¿Por qué no se hace de forma clara y concluyente?


La sinrazón y la impotencia se apodera en el ambiente de esta sociedad materialista y cómoda que no quiere ver a su alrededor las tristezas, miserias y falta de libertades que se van imponiendo y que impasibles aceptamos; despertemos y exijamos nuestros derechos fundamentales y mantengamos la democracia real, que tanto costó conseguirla.

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Ayer, sentado en el parque, con Canela, mi perrita, rememorizaba algunas de las circunstancias que he vivido o, mejor dicho, que todos hemos vivido estos pasados algunos cercanos, otros un poco más lejanos. Quiero plasmar en forma resumida, las ideas principales, que de una forma u otra han podido afectar a mi realidad actual.

Como buen demócrata que siempre me han enseñado a ser, hace tiempo decidí “luchar” contra las injusticias que se cometen a diario y a todo nivel, especialmente en países como el nuestro que se amparan bajo la sombra de la impunidad, pues, como sabemos, la justicia no cumple los objetivos para los que fue creada, convirtiéndose fácilmente en cómplice de aquellos que, de una u otra forma, infringen las leyes.

Una vía hacia la felicidad es la consideración de los retos de la vida, como oportunidades para mostrar de qué estamos hechos a nosotros mismos y a los demás. En toda existencia aparecen obstáculos y problemas, porque la vida, en sí misma, es problemática y no puede ser de otra forma. Una actitud optimista y realista sirve para la interpretación de las circunstancias vitales, desde una perspectiva positiva. Esto mismo puede marcar una gran diferencia, en el nivel de nuestra calidad de vida.

 
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