Como buen demócrata que siempre me han enseñado a ser, hace tiempo decidí “luchar” contra las injusticias que se cometen a diario y a todo nivel, especialmente en países como el nuestro que se amparan bajo la sombra de la impunidad, pues, como sabemos, la justicia no cumple los objetivos para los que fue creada, convirtiéndose fácilmente en cómplice de aquellos que, de una u otra forma, infringen las leyes. Entonces, la pregunta que muchas gentes se hacen es: ¿y ahora quién podrá defendernos? Aunque este tema de lo mal que funciona la justicia es ya muy repetitivo, las quejas de la ciudadanía van destinadas a que se les escuche, a la esperanza de que se les oiga, y así poder solucionar sus problemas. Las actuales mayorías que legislan en España no lo hacen a favor del pueblo que los eligió, lo hacen única y exclusivamente en su propio beneficio y en busca de la impunidad para aquellos que, alevosa, fraudulenta y descaradamente han transgredido las leyes. El ciudadano español está harto de la aprobación de leyes ridículas e inmorales que insultan a la naturaleza y a la inteligencia del ser humano, y que son incompetentes, injustas y rozan la barbarie.
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