La prevalencia de los problemas de salud mental en España es de un 374 en la mujer frente al 310 del varón por cada mil habitantes. Los trastornos de ansiedad —los más frecuentes en este ámbito— les afectan el doble a ellas que a ellos. Cerca del 17 % de las mujeres y del 9 % de los hombres tienen este diagnóstico, que alcanza su pico en el grupo de mujeres de 50 a 54 años.
Estos datos son sólo algunos relacionados con el género y la salud mental que pueden extraerse del último informe del Sistema Nacional de Salud. Otros estudios globales sitúan, por ejemplo, al género femenino como el más afectado tras reciente pandemia. De vuelta a casa, el Instituto Nacional de Estadística informa de que si bien el varón comete más suicidio (024 teléfono asistencia conductas suicidas) que la mujer, ésta lo intenta más.
La mujer, “la gran cuidadora” de la familia
Las estadísticas lo corroboran: la mujer sufre más problemas de salud mental que el varón. ¿Los motivos? De diversa índole, desde genéticos, culturales, emocionales y laborales hasta los relacionados con el sexo y la violencia. Lo explican, este caso, desde un informe publicado en 2023 por La Confederación Salud Mental España, en el que se explica que los sanitarios encuestados citaron de manera espontánea los siguientes aspectos:
- Las mujeres buscan más ayuda y consultan en mayor medida, “por su perfil, culturalmente, más gregario”. - La mujer es la ‘gran cuidadora’, quien le dedica más tiempo ala casa, los hijos y el núcleo familiar en general, incluyendo personas dependientes. - La salud mental femenina sufre más en relación a los roles extraídos del consumo de pornografía por parte de los jóvenes. Se citan aquí la sumisión y la sexualización de la mujer. - Unido a lo anterior, la violencia de género se constituye como un origen más de problemas psicológicos y/o psiquiátricos.
Y, finalmente, se menciona en el estudio la mayor prevalencia biológica de estos problemas en las mujeres.
Genética y salud mental femenina
Consultada a este último respecto, la psicóloga Pilar Conde, se muestra reticente a admitir que la genética sea una cuestión determinante, y explica que “aunque nacemos con cierta vulnerabilidad al estrés (neuroquímicamente hablando), esta no será suficiente para determinar el impacto en el bienestar mental”.
No se trata sólo, aclara la directora técnica de Clínicas Origen, de los factores externos individuales, sino de la capacidad de cada individuo, independientemente de su género, para gestionarlos. Así, surgen cuestiones que se abordan en el día de las consultas psicológicas, y que están relacionadas con los roles de cuidadora antes citados y que suponen una carga mental imposible de gestionar sin ayuda, en determinadas ocasiones. Además, esta asimetría en las responsabilidades familiares, da lugar a una merma en las expectativas laborales y del tiempo de ocio, fundamental en el bienestar cotidiano.
La maternidad en todas sus dimensiones está relacionada con los motivos anteriores. No sólo en cuanto a las exigencias del cuidado, que en muchas ocasiones perjudican la carrera profesional de la mujer, sino también a un nivel biológico, y se podría citar aquí la depresión postparto, un problema más común de lo que podría pensarse.
Por último, y por lo que respecta a las atribuciones a nivel emocional que se han perpetuado a lo largo de los siglos —una mayor sensibilidad, más capacidad de escucha activa y empatía— Pilar Conde reconoce que estos atributos son mayoritariamente femeninos, pero que deben valorarse en salud mental desde posiciones alejadas a los constructos y estereotipos sociales.
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