Es un hecho clarísimo de debido a la anomalía de una investidura insostenible, el Gobierno es rehén de las permanentes exigencias de los separatistas vascos y catalanes, y se ve sometido a la voluntad de un prófugo de la justicia con deseos de venganza. Con unos Presupuestos prorrogados y ampliamente desfasados respecto a la situación económica y las necesidades de gasto, Sánchez se aferra a la Moncloa eludiendo el principal instrumento de Gobierno. Demuestra así que su pretensión no es gobernar en beneficio de los españoles. Asediado además por las investigaciones judiciales a su entorno familiar y los graves problemas provocados entorno al partido con el cual gobierna, al presidente sólo le queda mantenerse a flote huyendo de la realidad, de lo que necesitan los españoles.
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