La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, inauguró su mandato con las mismas obsesiones que su predecesor y mentor, López Obrador, en lo que se refiere a las relaciones con España. A la negativa a invitar al Rey Felipe VI se han sumado las desafortunadas referencias en su discurso a España con un pueblo invasor. “El origen de la grandeza cultural de México –señaló Sheinbaum- reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra siglos antes de que invadieran los españoles”.
Las afirmaciones de la nueva presidenta de México responden más a la ideología indigenista, una formula de populismo marxista, que a la verdad histórica. Si por algo se caracterizó la conquista y evangelización de Méjico, como en el resto de la América hispana, fue por las leyes impuestas por la Corona, destinadas a preservar la dignidad de los pueblos indígenas, normas que fueron la base del derecho internacional de gentes.
|