No se puede frivolizar con la tragedia ocurrida en España, con vistas alucinantes, pavorosas, que siembran el pánico. Muchos muertos, muchas familias arruinadas, es totalmente dantesco. Como siempre el pueblo sencillo es el más solidario y se vuelca en la ayuda de los damnificados. Pero una tragedia de tal magnitud, nunca antes ocurrida, nos hace pensar y reflexionar. No solamente en España, en muchas naciones están ocurriendo catástrofes producidas por la naturaleza. ¿Podrían ser sucesos que nos envía el cielo para que recapacitemos y veamos que llevamos un camino que nos conduce a nuestra perdición? El título de este escrito lo pronunciaba hace ya muchos años un padre franciscano, pero en la actualidad, el estado de la sociedad, es muchísimo más grave, más inmoral, mas ímpia y perversa, a Dios ya ni se le nombra. Somos seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, con inteligencia y voluntad; somos libres y no podemos convertir esa libertad en libertinaje.
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