Sr. Director:
Ya no se habla de marxismo, ni de comunismo. Estas palabras están casi desechadas; tienen, como se suele decir muy mala prensa. Pero la doctrina que encierran sigue existiendo e imponiéndose cada vez más. San Pablo VI en la Carta Octogesima adveniens, de 1971, lo recordaba con claridad: “el marxismo -esté o no en el poder- se refiere a una ideología socialista basada en el materialismo histórico y en la negación de toda trascendencia”, lo que equivale a interpretar que no asume los valores fundamentales, propios de la concepción integral, natural y cristiana del hombre.
Y esto es lo que ha venido a recordar Benedicto XVI en un artículo publicado ahora a título póstumo (aunque escrito en 2020: “La imagen cristiana del hombre”) y en el que resalta que las corrientes ideológicas actuales sobre la manipulación de la vida en laboratorios o la ideología de género son fruto de un marxismo encubierto por un liberalismo exagerado, que reinterpreta el concepto de libertad y la esencia de lo que es el ser humano.
Frases verdaderamente alarmantes recoge el artículo, como que “la secularización radical se revela cada vez más como la visión dominante auténtica”, o que “el hombre ya no tiene naturaleza, sino que ‘se hace’ a sí mismo”, o que “ya no existe una naturaleza humana: es él quien decide lo que es, hombre o mujer”. Frases que conducen a una “auténtica amenaza para la fe”, pues suponen la eliminación de Dios como Creador del hombre.
Por eso Benedicto XVI recuerda que “el hombre es un ser que necesita sanación, perdón. El hecho de que este perdón exista como realidad y no solo como un bello sueño pertenece al corazón de la imagen cristiana del hombre. Ahí es donde la doctrina de los sacramentos encuentra su justo lugar. La necesidad del Bautismo y de la Penitencia, de la Eucaristía y del Sacerdocio, al igual que el sacramento del Matrimonio”. Es así como el hombre se puede mostrar como fue creado: a imagen y semejanza de Dios, que después de su caída fue redimido y restablecido como hijo de Dios en Jesucristo.
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