Es justo y de conciencia recordar el caso de Andalucía de los últimos años, protagonizado y adueñado en esta trama por una pandilla de delincuentes, baldeando, cepillando y dejando limpios los bolsillos de unos desamparados trabajadores en paro, por arte de magia y vileza de un PSOE al que, hace años, el que suscribe le aniquiló a estas siglas la "OE". Al principio parecía que este latrocinio era de 680 millones de euros, pero, como las cosas de palacio van despacio, al parecer su montante podría, y al parecer lo fue, pisarle los talones con cerca de mil millones. Además de este manifiesto corrupto proceder, también estaban implicados UGT y CCOO.
La erre con erre de los ERE llegó a una primera jueza, doña Mercedes Alaya, la Emperatriz de la Magistratura, nombre que siempre he dado a esta mujer de toga blanca. A ella la tiraron al suelo en su día. Antes de marcharse, forzada a hacerlo, y según sus manifiestas palabras, dijo: “El Partido Socialista me quitó para que no investigase hasta el final mi investigación de los euros de formación”. Aquí era donde estaba el quid de la cuestión. También dijo: “pues claro que sufrí presiones políticas, entre ellas de Guerra y Susana Díaz” y añadió: “si hubiera sabido que me iban a apartar de las macro causas, no me muevo del juzgado”. Esta jueza de inmaculada toga dijo, momentos antes de marcharse: “porque hubiéramos visto cosas asombrosas. Posiblemente serían las corruptelas en forma de otros casos que me daría vergüenza volver a calificar".
La jueza Núñez Bolaños sustituyó a la maltratada jueza Alaya, con un supuesto chanchullo con un juez de refuerzo. Y, como se conoce el percal, llegó el dilema: esta jueza se marchó a los cinco años. ¿Se fue o le pusieron la zancadilla? Se fue de puntillas de este farragoso y largo asunto de los ERE.
Esta primera jueza, ecijana de nacimiento, fue cincelando la losa del deshonor con infamante escarnio a falsos comediantes, a unos políticos nacidos en Andalucía. Gente sin escrúpulos, delincuentes, como si fuesen aquellos bandoleros de las serranías andaluzas, se han ido forjando desde hace muchísimos años y que, aún hoy, siguen afirmando que ellos no sabían a dónde iban los dineros de los parados. ¿Son graciosos, verdad? ¿La Junta de Andalucía debería incluir en los cursos de formación uno con un nuevo nombre?: "Cómo ser un buen político". No sería difícil encontrar al menos uno para dar las clases, ya que hay para escoger. Alguien dijo: “Una cualidad de la justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”.
|