Con relación a la guerra de la franja de Gaza el Gobierno de Israel puede ganar, después de mucho sufrimiento, esta guerra. Pero el nuevo Oriente Próximo de Netanyahu no será ni más estable ni más pacífico que antes del 7 de octubre de 2023. La espiral de reacción y contra reacción sin límite y sin perspectiva política acaba debilitando a quien la alimenta. Es fácil de prever que la aniquilación de una vida digna en Gaza no va a crear un mundo nuevo: aumentará las contradicciones del mundo antiguo. Estamos viendo un caos generalizado. Crece ya un deseo de revancha que pervierte el deseo de justicia y de reparación.
Algo semejante a lo que sucede en Gaza puede ocurrir en el Líbano. Desde hace unas semanas un millón de libaneses han abandonado sus casas y busca lugares más seguros donde vivir. El Papa Francisco ha rezado en los últimos días por nuestro mundo en peligro. En Occidente, a menudo, no comprendemos la dimensión del peligro al que nos enfrentamos.
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