El IPC en España da señales de repunte, situándose en un 2,4% interanual en noviembre, según los datos adelantados del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone un aumento significativo frente al 1,8% registrado en octubre, impulsado principalmente por la subida de los precios de la electricidad y los carburantes, dos pilares del gasto familiar que afectan directamente a los bolsillos de los ciudadanos.
Por su parte, la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, también se sitúa en el 2,4%, lo que refleja cierta estabilidad en el núcleo de la economía. Sin embargo, para las familias, esta "estabilidad" no siempre se traduce en un alivio, ya que el aumento de los costes energéticos suele desencadenar subidas indirectas en otros productos y servicios.
En términos mensuales, los precios subieron un 0,2% respecto a octubre, consolidando una tendencia al alza, donde este repunte pone presión sobre los hogares, ya golpeados por costes elevados en alimentación y vivienda.
Aunque seguimos en niveles moderados, esta tendencia ascendente de la inflación, liderada por la energía, podría impactar en sectores sensibles a precios elevados. La moderación en la inflación subyacente es un punto positivo, pero no podemos ignorar que los efectos de los precios energéticos tienen un eco importante en la vida cotidiana. Será clave seguir de cerca el informe definitivo del 13 de diciembre para confirmar estas tendencias y entender mejor el panorama al que nos enfrentamos.
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