El Meteosat-12, la última incorporación a la serie Meteosat, marca un hito en la tercera generación de satélites meteorológicos. Diseñado para mejorar la observación y predicción del tiempo, el satélite ofrece imágenes más precisas y datos avanzados que serán esenciales para científicos y meteorólogos en todo el mundo. El nuevo satélite es una versión mejorada del Meteosat-11, con notables avances tecnológicos. Desde su posición en órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros de la Tierra, el Meteosat-12 puede capturar imágenes de las nubes con un detalle sin precedentes. Ahora es posible distinguir formaciones de un kilómetro cuadrado y, en algunos casos, incluso las más pequeñas.
Mejoras tecnológicas y nuevas capacidades del satélite
Entre sus innovaciones destaca la capacidad de detectar descargas eléctricas en la atmósfera, tanto rayos hacia el suelo como relámpagos entre nubes. También permite identificar con precisión nieblas, polvo sahariano y cenizas volcánicas. Aunque el satélite no mide directamente la lluvia, puede estimar la precipitación potencial basándose en la altura de las nubes. Además, aporta datos clave para evaluar el riesgo de incendios forestales en áreas específicas.
El propósito principal del Meteosat-12 es integrar sus datos en modelos numéricos para mejorar la predicción meteorológica. Su contribución es especialmente relevante en el estudio de la física de las nubes, un campo complejo por la naturaleza tridimensional e interna de estas estructuras. Desde su órbita fija sobre el ecuador, el satélite proporciona información cada dos minutos y medio sobre Europa y otras regiones, revolucionando el seguimiento en tiempo real de fenómenos atmosféricos.
Francisco J. Tapiador, catedrático de Física, ha destacado la importancia de esta nueva herramienta: «El Meteosat-12 representa un avance significativo en la comprensión de los fenómenos atmosféricos. Nos permite observar la microfísica de las nubes con un nivel de detalle sin precedentes, lo que mejorará tanto la predicción meteorológica como nuestra capacidad para anticipar eventos extremos».
La capacidad de este satélite para analizar la microfísica de las nubes también permite identificar si están formadas por agua líquida o cristales de hielo, así como determinar el tamaño de las gotas. Esta información es crucial para estudiar fenómenos como los ríos atmosféricos, que transportan enormes cantidades de agua y suelen estar asociados con lluvias extremas y posibles inundaciones.
El Meteosat-12 representa un salto adelante en la observación meteorológica. Con herramientas avanzadas y una mayor precisión, promete no sólo mejorar la predicción del tiempo, sino también profundizar en la comprensión de los complejos procesos que rigen la atmósfera terrestre. Este satélite es una herramienta esencial para enfrentar desafíos como el cambio climático y los eventos meteorológicos extremos.
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