Parece claro que con la presidencia de Trump en Estados Unidos la Unión Europea (UE) estará obligada a redefinir su liderazgo global. Aunque el escenario es delicado, podría ser una oportunidad para que Europa se vea forzada a ejercer una mayor autonomía en política exterior, especialmente en lo que respecta a Ucrania. El reto es doble: por un lado, Europa deberá asumir los costes económicos y estratégicos de esta nueva posición; y, por otro, dentro de la propia UE, figuras como la del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, complicarán la construcción de una postura común. Sea como sea, parece claro que la presidencia de Trump, y su posición en relación con Ucrania, marcarán el futuro inmediato de la Unión Europea.
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