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Las organizaciones sin fines de lucro desempeñan un rol fundamental en la sociedad, pues están llamadas a abordar diversas problemáticas sociales, culturales, educativas y de salud. Sin embargo, a pesar de su impacto positivo, muchas de estas organizaciones enfrentan retos significativos en el manejo de sus recursos financieros, ya que generalmente son administradas con una gran cuota de buena intención y una pequeña cuota de gestión profesional. Una frase que utilizo habitualmente en clases es “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”, claro, no es suficiente con la buena intención.
Aunque el objetivo principal de las organizaciones sin fines de lucro no es la maximización de beneficios, una correcta gestión financiera es esencial para garantizar la sostenibilidad, el cumplimiento de sus objetivos sociales y la transparencia ante los aportantes, socios y autoridades regulatorias.
A continuación, me atrevo a resumir alguno de los principales inconvenientes financieros que he observado en mi ejercicio profesional en las organizaciones sin fines de lucro. En esta columna se abordará solamente el primero de los seis que he identificado:
1. Falta de transparencia y control Interno deficiente
El manejo adecuado de los recursos financieros en una organización sin fines de lucro requiere de sistemas de control interno robustos para asegurar la correcta utilización de los fondos. Esto es muy poco habitual, pues generalmente se sustentan en una persona que “lleva las cuentas” y es justamente por ello que los cargos de tesoreros pueden ser muy “apetecidos” o “aborrecidos” según el punto de vista. Es primordial prevenir el fraude y garantizar la transparencia ante los aportantes y las autoridades fiscales. Sin embargo, la experiencia indica que estas organizaciones carecen en general de un control interno adecuado, pues no aplican auditorías regulares y entre otras cosas, tampoco cuentan con la responsabilidad de reportar tanto los ingresos como los gastos en detalle periódicamente. Estas y otras falencias aumentan el riesgo de malversación de fondos o al menos, de un manejo ineficiente de los recursos.
Desde el punto de vista contable, la ausencia de controles adecuados puede generar desviaciones en los informes financieros, -si es que los hay-, lo que a su vez afecta la credibilidad de la organización y puede comprometer su capacidad para obtener fondos en el futuro, incluso llegando a extremos como empeorar la convivencia en la comunidad donde se produce o peor aún, generar denuncias y problemas judiciales para sus involucrados. La auditoría externa y la transparencia financiera a través de la periódica rendición de cuentas son herramientas clave para garantizar la confianza de los aportantes.
A través de los años de mi ejercicio profesional, he podido detectar “materialización de eventos de riesgo operacional” y una lección importante que deseo advertir es que quienes defraudan habitualmente son quienes se hacen cargo de todo, no se toman vacaciones, les cuesta delegar, en fin, lo que podría ser asumido como una gran actitud hacia el trabajo, muchas veces es realmente una forma de ocultar los detalles de lo realizado.
¿Cada vez que existe un tesorero que no reporte en detalle existe un delito?
No, pero la falta de un ambiente de control, expresado, por ejemplo, en la ausencia de auditorías periódicas, facilita que estos hechos sucedan.
Existen cosas que desde fuera es complejo apreciar con una revisión documental. Lo anterior, pues, por ejemplo, al revisar las boletas de servicios pueden coincidir con los pagos realizados. Sin embargo, ¿estos servicios fueron efectivamente prestados? ¿Hubo sobreprecios? ¿Se realizó un número de cotizaciones mínimo previo a tomar la decisión? Todos estos aspectos son abordados en la legislación de compras públicas, sin embargo, las fundaciones u otras organizaciones sin fines de lucro, en general cuentan con regulaciones más laxas, y es ahí donde existen riesgos.
En una próxima columna, continuaré abordando más de estos riesgos financieros. Es un tema de relevancia pues los objetivos sociales nobles, muchas veces se incumplen por el amateurismo o lisa y llanamente por la mala intención en la gestión financiera. Os invito a evaluar la conveniencia de solicitar opiniones de externos sobre el trabajo que están haciendo sus organizaciones.
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