El problema del PSOE no es solo su fragilidad parlamentaria. Un Gobierno en minoría que contara con aliados dispuestos a negociar en favor del interés general podría ser una fórmula tan eficaz como un gobierno de mayorías. Sin embargo, lo que distingue al actual Ejecutivo es su constante disposición a realizar concesiones a grupos políticos que, explícitamente, se sitúan fuera de la Constitución y cuya misión principal es debilitar al Estado.
Los aliados de Sánchez son plenamente conscientes de su precariedad y han convertido su supervivencia agónica en una oportunidad para avanzar en una agenda contraria al interés común. A las permanentes exigencias de Junts, esperemos a ver que sale del actual encuentro, y a los disimulados privilegios obtenidos por el PNV, se suma ahora ERC, que apuesta por prolongar el chantaje también al Gobierno catalán. Los de Junqueras han amenazado a Salvador Illa, advirtiéndole de que, o se expulsa a la Policía Nacional y a la Guardia Civil del teléfono de emergencias de Cataluña, o suspenderán su apoyo al PSC.
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