Sorprende que se plantease el pasado diciembre una Subcomisión, destinada a investigar los abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica, una vez que el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, había presentado su Informe en sede parlamentaria, con una serie de conclusiones entre las que no figuraba ésta. Por cierto, con ese Informe ha colaborado de forma decisiva la Iglesia. Y sorprende también que los grupos parlamentarios que han sacado adelante la iniciativa desconozcan o desprecien el trabajo que la Iglesia católica lleva haciendo en la prevención, en la aplicación de la justicia, tanto canónica como en su colaboración con la civil, así como en la reparación integral y acompañamiento de las víctimas. A veces, la agitación ideológica sustituye a la verdadera preocupación por las víctimas.
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