Hace unas tres semanas el presidente Trump y el multimillonario Elon Musk, que dirige un grupo de trabajo de reducción de costos denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental, comenzaron a desmantelar USAID y sus programas de ayuda y desarrollo en todo el mundo.
El presidente de Estados Unidos justificó estas medidas explicando que USAID alcanzó niveles de corrupción sin precedentes, y que está dirigida por un puñado de lunáticos radicales. Los partidarios de la medida consideran que la agencia malversa una importante suma de fondos, en tanto la parte restante de su presupuesto la dedica a tonterías.
Quienes conocemos algo de este controversial tema, en un país sudamericano como Paraguay, solo podemos celebrar estas palabras de indiscutible autoridad, emitidas nada menos que por un inquilino de la Casa Blanca.
Queda claro con todo este escándalo no solo que USAID está minada por la corrupción, también que no presta ayuda desinteresada. Todo el dinero que distribuye es una inversión para encargar tareas políticas a sus receptores. Estos a su vez, generalmente son algo que podría llamarse de extracción lunática y radical que acaban desmovilizados por un puñado de dólares y terminan convirtiéndose en peones de metas que, a las que con mayor o menor éxito, apuesta la embajada norteamericana.
En el año 2008, la inversión en Paraguay se dirigió para lograr el objetivo de la alternancia en el partido de gobierno, lo cual no tiene nada de malo si no se realiza agitando banderas falsas. Por ejemplo, en momentos del auge del chavismo en Latinoamérica, 45,226.96 dólares fueron destinados a una ONG que recaudaba para un supuesto partido de izquierda llamado Pmas.
Las excusas para este desembolso eran lo que la administración llama con justa razón” Tonterias”. De mano de organismos imperialistas afines a USAID, recibían dòlares que supuestamente servirían para enseñar a estudiantes secundarios algo fundamental: “identificar la corrupción” en Paraguay. Se sumaba el dinero a los 127.000 con que anteriormente les benefició la IAF. De acuerdo a los datos estadounidenses, con ese dinero en diez meses la clientela de un supuesto grupo guevarista , “sensibilizó” a 1000 estudiantes (?).
Se añaden en el mismo contexto las fuertes sumas que recibió Gestión Local, ONG cuyos responsables eran a la vez financistas de Tekojoja.
Estos ejemplos de desembolsos dedicados a tonterías no tendrían nada de extraño, si no hubieran sido destinados a financiar a grupos que posteriormente se presentaron como partidarios del antiimperialismo y el socialismo del Siglo XXI que por entonces soplaba en Latinoamérica desde la Venezuela gobernada por Hugo Chávez.
Las opiniones e incursión política de estos engendros del imperio, obviamente, fue saludada como políticamente correcta desde las cumbres estratosféricas de la Cámara de Anunciantes del Paraguay y Cerneco, cuyos “foros por la libertad de expresión” fueron siempre solícitamente auspiciados por USAID.
Ninguna de estas asociaciones recibió dinero por simpatía ni compasión, nobleza obliga reconocerlo. Todos estos grupos estaban formados por usurpadores que se autodenominan “sociedad civil”, eternos planilleros de la embajada norteamericana de Asunción, instalados en las llamadas ONG, cuyos miembros se eligieron a sí mismos y que, con tan débil respaldo popular, reclamaban la totalidad de la representación social y por ende, funciones, derechos y privilegios que correspondían a entidades legítimas.
Por supuesto que esto lo hemos repetido en infinidad de ocasiones, cuando era fácil descalificar nuestras denuncias. Pero ahora que lo dice el mismo presidente de Estados Unidos, ¿quiénes somos para discutirlo? LAW
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