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La catadura y la caradura de Abascal y los nuevos fascistas

Abascal, como Trump y todos los fascistas del siglo XXI, se proclama liberal y defensor del libre mercado y la competencia, aunque sólo cuando sirve para eliminar derechos sociales y protección a los desfavorecidos
Juan Torres López
jueves, 13 de febrero de 2025, 10:04 h (CET)

La justificación que el líder de Vox ha hecho en el Congreso de los Diputados de los aranceles que pretende imponer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un ejemplo más de su falta de vergüenza e inmoralidad. Dice Abascal que, si llegaran a establecerse impuestos a las exportaciones españoles, sería «por culpa» de Pedro Sánchez, puesto que se deberían a que este «no cae bien» a Trump.


La poca vergüenza de Abascal se demuestra incluso si esa fuese la verdadera razón que mueve al presidente estadounidense. ¿Cómo un líder político puede considerar en su sano juicio y apoyar al máximo responsable de una potencia mundial que toma decisiones que ponen en jaque al comercio mundial, no sólo a España, en función de que los presidentes de otras naciones le caigan bien o no? Y, sobre todo, cuando sus decisiones afectan a los ingresos y patrimonio de millones de sus compatriotas.


Lo cierto, sin embargo, es que esa no es la razón auténtica de los aranceles y Abascal lo sabe perfectamente. El propio Trump ha confirmado que impondrá aranceles sobre productos procedentes de Argentina, cuyo presidente es socio, amigo y debe caerle perfectamente. E Italia, de imponerse sobre la Unión Europea, tampoco se vería libre de ellos.


Abascal no sólo es un irresponsable si apoya a quien él mismo presenta como un loco que gobierna su país en función de sus querencias. Es un mentiroso cuando justifica los aranceles por la razón que no aduce ni quien los impone.


Según uno de los documentos programáticos de Vox (100 medidas para la España Viva), este partido está en contra del «dirigismo fiscal» y de impuestos que puedan «erosionar la competencia económica», y sostiene que el «sistema fiscal no puede convertirse en un lastre para el crecimiento económico y la creación de empleo». Esto es justamente lo que va a producir en España (en otros muchos países y en los propios Estados Unidos) la política arancelaria de Trump. A pesar de ello, Abascal no ha puesto objeción alguna a sus amenazas y las justifica.


Abascal y su partido, como Trump y todos los fascistas del siglo XXI, se proclaman liberales y defensores del libre mercado y la competencia, aunque sólo cuando eso sirve para eliminar derechos sociales y protección a los desfavorecidos; acaban con ellos para dar ayudas a oligarcas multimillonarios. Por eso les parece bien que Donald Trump se salte a la torera todos los principios que los propios liberales han establecido siempre como los que deben gobernar la política económica que salvaguarda los mercados, la competencia y la eficiencia.


Abascal y su partido se presentan como los grandes defensores de la moralidad y el orden, pero defienden a personajes como Elon Musk de quien se ha escrito en The Wall Street Journal que consume LSD, cocaína, éxtasis y hongos psicodélicos, a menudo en fiestas sexuales privadas en todo el mundo, donde los asistentes firman acuerdos de confidencialidad o entregan sus teléfonos para entrar. Les parece correcto que Donald Trump acabe con la ley que prohíbe cometer delitos de soborno y otras prácticas corruptas a las grandes empresas y bancos estadounidenses (como Goldman Sachs y JPMorgan Chase que fueron condenadas por ello). O les cae bien el propio Trump, condenado en firme por 34 delitos, varios de ellos por maltrato y abuso sexual y difamación a mujeres.


Abascal y su partido se consideran patriotas y los defensores más auténticos de España, pero desprecian, insultan y odian a los españoles que no pensamos como ellos. Son patriotas de pacotilla que descuartizan a su Patria, los peores nacionalistas que no aman ni defienden a España. La rompen en mil pedazos.


Los nuevos fascistas tienen más dinero y han acumulado más poder que los del siglo XX y por eso son posiblemente más peligrosos. Entre otras cosas y principalmente, porque están dispuestos a boicotear cualquier avance que pueda frenar la amenaza más grande que se cierne sobre la vida en el planeta, el cambio climático. Y, como acaban de mostrar cuando hablan de Gaza, porque desprecian el derecho a la vida de los seres humanos. Ni siquiera tienen su grandilocuencia y pomposidad. Hitler mató a millones de personas para construir un imperio. Trump, seguido de vasallos como Abascal, dice estar dispuesto a llevar a cabo una limpieza étnica y asesinar a palestinos inocentes para construir complejos residenciales. Son, eso sí, tan fanfarrones y acomplejados (basta ver a Abascal de puntillas para salir más elevado en las fotos) como el viejo führer asesino o Franco. El psicoanalista austríaco Alfred Adler analizó bien ese tipo de personalidades: “Cuanto mayor es el sentimiento de inferioridad que se ha experimentado, más poderoso es el afán de conquista y más violenta la agitación emocional”.

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