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"Europeos, no seáis moñas"

El discurso del vicepresidente de Estados Unidos en Múnich muestra la realidad del socio americano que conviene tener conocer
José Luis Heras Celemín
lunes, 17 de febrero de 2025, 10:34 h (CET)

Vance es vicepresidente de EE UU. Nacido James Donald Bowman, usa el apellido de un marido de su madre que lo adoptó de niño. 40 años. Humilde. Doctor en Yale. Su discurso en la Conferencia de Seguridad en Múnich es noticia. La BBC publicaba ‘El vicepresidente de EE.UU. lanza en Múnich un duro ataque contra las democracias de Europa y genera indignación’. Mismo tono en la prensa nacional: ‘Vance abronca a Europa. El problema no es Rusia y China, está dentro’ (ABC). ‘EEUU ataca al proyecto europeo’ (El Mundo). ‘Vance carga contra Europa, a la que acusa de socavar la democracia’ (La Vanguardia). ‘Vance deja una cosa clara en Munich: los EEUU de Trump vienen a por Europa (y su primer objetivo es Alemania)’ (El Confidencial). Los medios afectos al gobierno van algo más lejos: Las críticas a Europa del vicepresidente estadounidense eclipsan las conversaciones sobre Ucrania en Múnich (RTVE). ‘El trumpismo ataca a la UE y desata la indignación en Múnich’ (El País).


Porque Vance es, además del segundo de Trump, el político que desde el partido republicano USA es activo de presente y figura de futuro, merece la pena leer qué dijo al margen de lo generado alrededor. En claro: La luna qué ver es su discurso. Los dedos que lo señalan son los titulares en prensa y las opiniones de políticos. Vance usó veinte minutos para, en son político acorde con la audiencia, resumir lo que condescendiente pudo haber dicho con algo juicioso y más suave: ¡Europeos, no seáis moñas!. Moñas, dicho de una persona: blandengue, sensiblera.


Sin dedos, en el discurso aparece el concepto ‘democracia’. El sistema político, que respeta y por el que aboga, donde la soberanía reside en el pueblo. Con representantes y valores. Sin cordones sanitarios. Para mejorar vidas. Además, seguridad con acuerdos entre Rusia y Ucrania. Sin retroceso en valores, estamos en el mismo equipo. Hablar más de valores democráticos. No se puede obligar a la gente a pensar, sentir o creer. La guerra fría la perdieron los que no apreciaron ni respetaron los beneficios extraordinarios de la libertad. No a cerrar redes sociales en tiempo de disturbios civiles. Ni redadas contra ciudadanos sospechosos de haber publicado comentarios. La libertad de expresión está retrocediendo. Errores de la administración Biden dispuesta a silenciar opiniones; en contra, la administración Trump que hará lo contrario. Podemos estar en desacuerdo con opiniones pero defenderemos su derecho a expresarlas en público. Trabajar juntos. La buena noticia es que ‘creo que sus democracias son mucho menos frágiles de lo que muchos temen’. Permitir que nuestros ciudadanos expresen su opinión nos hará más fuertes. Los organizadores de esta conferencia prohibieron que los que representan a partidos populistas de izquierda y derecha participaran en estas conversaciones. Si hay personas en desacuerdo que representan a un distrito importante, tenemos la responsabilidad de dialogar con ellas. El término ‘reparto de la carga’ es que los europeos en el marco de una alianza común tomen el relevo mientras Estados Unidos se concentra en las regiones del mundo que están en peligro. Cómo pensar en cuestiones presupuestarias sin saber qué estamos defendiendo. No hay seguridad si se temen las voces, opiniones y la conciencia que guían al pueblo. La crisis actual, a la que nos enfrentamos, es la crisis que nosotros mismos hemos provocado. ‘Si temen a sus votantes, Estado Unidos no puede hacer nada por ustedes’. Se necesitan mandatos democráticos para lograr algo que merezca la pena en los próximos años. En democracia, no a censurar a adversarios o encarcelarlos. Tampoco ignorando a un electorado de base en cuestiones fundamentales sobre quién puede formar parte de nuestra sociedad. Ningún votante de este continente ha acudido a las urnas para abrir las compuertas a la entrada incontrolada de millones de inmigrantes. Al contrario de lo que se oye en Davos, los ciudadanos no se consideran animales domesticados o engranajes intercambiables en una economía mundial. No quieren que sus dirigentes los ignoren o zarandeen sin piedad. Rechazar preocupaciones, cerrar medios, interrumpir elecciones o excluir a la gente del proceso político no protege nada. Es la forma más segura de destruir una democracia que se basa en el principio sagrado de que la voz del pueblo cuenta. O defiendes ese principio o no lo haces. Creer en democracia es comprender que cada uno de nuestros ciudadanos tienen sabiduría y voz. Como dijo una vez Juan Pablo II, no tengan miedo. No debemos tener miedo de nuestro pueblo, incluso cuando expresa opiniones que no están de acuerdo con sus líderes.


Aparte, los dedos que tapan la luna del discurso: medios y políticos europeos que no atienden la admonición de Vance: Europeos, no seáis moñas. 

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