América a través de sus más de 16.000 kilómetros de distancia de norte a sur alberga una profusa variedad cultural y paisajística. Desde Nueva York, la ciudad que nunca duerme, hasta el colorido y esplendoroso Río de Janeiro, pasando por Cancún y los vestigios mayas de la península del Yucatán, la estampa colonial de la vieja Habana o la huella inca de Cuzco.
Aunque resulta complicado establecer preferencias los emplazamientos mencionados se significan por ser los más fascinantes, arrebatadores, cautivadores y seductores para visitar. Mágicos en esencia, imperdibles y emblemáticos.
Rio de Janeiro
La ciudad carioca enamora a primera vista. Río de Janeiro, una de las urbes más espectaculares del continente americano, abarca en sus casi 1.200 kilómetros cuadrados una heterogeneidad de paisajes sin parangón en el mundo: extensas playas, exuberante vegetación, selva tropical, barrios pintorescos, monumentos universales y multitud de favelas.

Pan de Azúcar (Río de Janeiro)
Sin duda, el Cristo Redentor, una de las siete maravillas del mundo actual, es el símbolo por excelencia de Río, ubicado en el cerro del Corcovado, que vela desde una altura de 38 metros toda la ciudad. Pero nada tiene que envidiar el Pan de Azúcar, otra loma que se eleva a más de 400 metros sobre la bahía de Guanabara, divisando a uno y otro lado las famosas playas de Ipanema y Copacabana.
Y si estos dos sitios se tratan de lugares emblemáticos de la ciudad, el futbol y la samba son las dos pasiones de los cariocas. El futbol cuya máxima expresión es el mítico estadio legendario de Maracaná, escenario de las finales de los mundiales de 1950 y 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016; mientras que la samba alcanza su cenit en el sambódromo de Sapucai, escenario del festival popular del carnaval de Río, una larga avenida flanqueada por gradas por la que desfilan las principales escuelas de samba.
Pero no nos olvidemos de mencionar el barrio de Santa Teresa, el más pintoresco y artístico de la ciudad y las Escaleras de Selaron con 215 escalones coloridos y decorados. Cerca de allí se emplazan los Arcos de Lapa, el acueducto carioca, y la cónica Catedral Metropolitana de Río de Janeiro, inspirada en las pirámides mayas de Centroamérica.
Cuzco
La ciudad cuzqueña fue antaño la capital del viejo y majestuoso imperio inca y actualmente es la mejor antesala para la visita al cercano y solemne Machu Picchu. Cuzco esta impregnado en cada calle y rincón del legado incaico, por un lado; y del colonial y barroco andino, por otro. Y como lugares más representativos destaca la Plaza de Armas flanqueada por la presencia de la Catedral, la iglesia de la Compañía de Jesús o el convento de Santa Catalina y Santo Domingo.
A tan solo un par de calles se emplaza el templo de Qoricancha, centro religioso y político de los incas, que alberga en su interior templos dedicados a deidades como el Sol, la Luna o las Estrellas y los cuerpos momificados de varios reyes incaicos. Mientras que en el barrio de San Blas se halla un hermoso mirador desde donde se contempla toda la ciudad. Y en sus empedradas calles se ubican numerosas tiendas de antigüedades y artesanía autóctona.
En las afueras de la urbe se halla la imponente fortaleza de espectaculares bloques de piedra de Sacsayhuamán, una fortificación inca que albergó, entre otros, grandes espacios ceremoniales.

Machu Picchu (Perú)
Y a poco más de 100 kilómetros se halla otra de las maravillas del mundo actual, la ciudadela de Machu Picchu, uno de los tesoros más preciados de Perú, santuario religioso y epicentro político del imperio inca hasta finales del siglo XVI. El cerro sagrado donde se ubica esta poblado de templos, terrazas naturales, tupida vegetación, canales de agua y construcciones de grandes bloques de piedra unidas sin amalgama alguna.
La Habana
Algunos dicen que es vieja, decadente y decrepita pero la mayoría considera que el atractivo de La Habana es precisamente ese aire añejo , vetusto y colonial de cada uno de sus más recónditos recodos. Una ciudad para recorrer sin prisas, a tan solo dos horas de Varadero, destino turístico de playas paradisíacas, reservas ecológicas y parques marinos.
La capital cubana cuenta con una amplia costa y un cinturón verde que la circunda. Una buena parte del litoral lo ocupa el famoso Malecón, una extensa avenida de 8 kilómetros flanqueada por desvencijados edificios y unos gruesos muros que lo protegen de las sacudidas del mar. En este bulevar hallaremos fortificaciones coloniales, como el Castillo de la Real Fuerza o la Fortaleza de San Carlos, el prestigioso Hotel Nacional o la Tribuna Antiimperialista Jose Martí, lugar de manifestaciones y grandes eventos del régimen.

El Capitolio (La Habana)
El centro histórico de La Habana vieja esta plagado de coquetas plazas —la de la Catedral o la de las Armas—, encantadoras iglesias —la del Carmen o la Catedral de San Cristobal—, emblemáticos edificios —el Capitolio o el Gran Teatro—, seductores museos —el de la Revolución, ubicado en el antiguo Palacio Presidencial o el de Historia Natural—, populares y bulliciosas calles —la de Obispo o la de Obra Pía— y locales de ocio mundialmente famosos —la Bodeguita del Medio o el Floridita—.
Mientras que en moderno barrio de El Vedado se emplaza la plaza más icónica de Cuba —la de la Revolución con varios ministerios que la rodean, los impresionantes murales del Ché Guevara y Camilo Cienfuegos y en el centro la columna de Jose Martí— y dos salas de prestigio con música en vivo —El Gato Tuerto y el club de jazz La Zorra y el Cuervo—.
Cancún y la península del Yucatán
Si Cancún es el centro turístico de la península del Yucatán, ésta alberga numerosos emplazamientos como paradisíacas islas y playas, reservas biológicas, yacimientos arqueológicos y templos mayas como el de Chichen Itzá, cuya impresionantes ruinas con la Pirámide de Kukulcán como protagonista forma parte de las actuales maravillas del mundo moderno.
Cancún, una lengua de mar de varios kilómetros de longitud repleta de hoteles y playas de ensueño, es el punto de partida idóneo para conocer Isla Mujeres y Cozumel, dos islotes de maravillosos fondos marinos, arrecifes de coral y litoral de arena blanca y aguas cristalinas.
A poco más de 100 kilómetros se ubican las ruinas de Tulum, una antigua ciudad portuaria maya que se asienta sobre un acantilado rocoso culminado por una especie de fortaleza. A los pies de este yacimiento reposa una espectacular playa y muy cercana están el parque nacional del mismo nombre plagado en su zona costera de manglares y cenotes y la reserva biológica de Sian Ka’An. Mientras que las ruinas arqueológicas de Cobá también se hallan a un centenar de kilómetros pero en este caso hacia el interior. Se trata de un vestigio perteneciente a la cultura maya precolombina culminada por la Gran Pirámide, de escalones muy desiguales y una inclinación de vértigo.

Pirámide de Kukulcán en Chichen Itzá
Pero la joya de la corona es Chichen Itzá, a una distancia de 200 kilómetros de Cancún, el más valioso legado maya en el corazón del Yucatán. Es un paraje plagado de lugares enigmáticos: el juego de pelota, el Observatorio, el Templo de los Guerreros y la Pirámide de Kukulcán, de 25 metros de altura formada por cuatro escalinatas de 91 escalones por cada cara que añadidas a la plataforma superior suman un total de 365, los días del año del calendario gregoriano. Curiosa casualidad.
Nueva York
La ciudad que nunca duerme, paradigma del turismo urbano, centro financiero del mundo, cosmopolita, seductora, multicultural, cuna de numerosos movimientos culturales, el skyline más icónico del planeta, la Gran Manzana... todo eso es Nueva York, metropolí dividida en cinco grandes distritos (Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y State Island) donde residen 8,5 millones de personas.
Times Square es el corazón neoyorquino en la que se cruzan todos los caminos. Luces de neón y carteles luminosos circundan la plaza. Pero si tenemos que elegir un par de calles que representan a Nueva York son la Quinta Avenida, trufada de tiendas de lujo y primeras marcas y Broadway, retratada miles de veces en la gran pantalla y célebre por sus teatros.
Pero lo que destaca de esta gran ciudad son sus edificios y rascacielos mundialmente conocidos, como la Estatua de la Libertad, Wall Street —sede de la bolsa de Nueva York— y los rascacielos con las panorámicas más espectaculares: el Empire State (de 443 metros de altura y 102 plantas) desde el que se contempla a la caída del sol uno de los atardeceres más fascinantes y el Rockefeller Center (de 266 metros de altura y 70 plantas), un complejo de 19 edificios de oficinas, tiendas o restaurantes, ubicado entre la Quinta y la Sexta Avenida.

Manhattan desde el puente de Brooklyn (Nueva York)
Barrios míticos (Little Italy, Chinatown, o el distrito financiero de Manhattan), museos (el Metropolitano o el MOMA), recintos deportivos (Madison Square Garden y el Yankee Stadium), el edificio de la ONU o el One World Trade Center, el Memorial y Museo del 11-S o el puente de Brooklyn completan la fotogenia de la ciudad de los rascacielos.
Y como guinda del pastel, sin duda se trata de Central Park, el pulmón de Nueva York, un parque urbano de forma rectangular con una extensión de 340 hectáreas de lagos artificiales, jardines y senderos. Idóneo para para escapar del mundanal ruido de la ciudad.
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