La Unión Europea ha defendido que el acuerdo de libre comercio con Canadá (CETA, por sus siglas en inglés) firmado este domingo en Bruselas es un "ejemplo" exportable a las negociaciones de otros pactos comerciales con terceros, pese a las críticas y bloqueos encontrados durante las últimas semanas previas a la firma.
"El acuerdo que acabamos de firmar es el mejor, el más progresista nunca negociado por la UE, y fija el nivel de ambición para otros acuerdos comerciales", ha recalcado el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cuya institución negocia en nombre de los Veintiocho los acuerdos comerciales con terceros.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha dicho al término de la cumbre que ha servido de escenario para la firma de las más de 1.500 páginas de acuerdo, que el CETA establece un "nuevo estándar" que no se encuentra en ningún otro lugar y que esperan que acuerdos futuros se "inspiren en él".
Trudeau ha explicado así el resultado de la revisión del CETA que, ha dicho, ha permitido un pacto más moderno y "progresista", que "reconoce que los Gobiernos tienen el derecho a defender las preocupaciones de sus ciudadanos", en materias como el medio ambiente, normas laborales y reglas sanitarias.
Juncker y Trudeau han comparecido en una rueda de prensa junto al presidente del Consejo, Donald Tusk, tras participar en la firma del documento y de la declaración aneja con la que se han calmado las dudas de varios Estados miembros.
Una vez sea ratificado por el Parlamento Europeo --entre diciembre y enero--, el CETA se aplicará de manera "provisional" casi en su totalidad, mientras se cumple el resto del proceso de ratificación formal.
Si se respeta este calendario, ello supone que el 98% del tratado, es decir, todas las áreas en las que la UE es competente, se podrá empezar "a aplicar a partir de marzo", según han indicado fuentes europeas a Europa Press, aunque los parlamentos nacionales de todos los Estados miembros no se hayan pronunciado aún.
Quedará fuera, sin embargo, los polémicos tribunales de arbitraje entre Estados miembros y empresas, uno de los puntos más criticados y para el que Bélgica ha conseguido una salvaguarda que permitirá llevarlos ante el Tribunal de Justicia de la UE si considera que se han vulnerado las normas comunitarias. Este mecanismo se introducirá una vez se cumpla plenamente la ratificación a Veintiocho.
La aplicación del acuerdo se traducirá en un "aumento del 20 % en los intercambios comerciales y en millones de dólares", según ha defendido el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Juncker ha añadido que 30 millones de empleos en la UE dependen de las exportaciones fuera del mercado comunitario, razón por la que el bloque está decidido a "eliminar" los trabas aduaneras.
El presidente del Consejo europeo ha advertido de que la controversia en torno al CETA debe servir para que los líderes entiendan que es necesario ofrecer a la opinión pública información "honesta y convincente" sobre "el efecto real" del comercio internacional.
"La alternativa al libre comercio es el aislamiento y el proteccionismo, una vuelta a los egoísmos nacionales, y, como resultado, la amenaza del conflicto violento", ha asegurado Tusk, quien ha insistido en la necesidad de "convencer" a los europeos de que el libre comercio les beneficia "y no sólo a las grandes compañías".
Tanto Tusk como Juncker han tenido palabras de agradecimiento a Canadá por la "paciencia" demostrada en las últimas semanas cuando peligró la firma del acuerdo.
El bloqueo de la región belga de Valonia es prueba de democracia, ha dicho el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, para quitar hierro a la polémica. "Las cosas difíciles son difíciles, pero lo hemos logrado y eso es lo importante", ha dicho Trudeau a su llegada a la cumbre en Bruselas.
Sobre las negociaciones de los últimos días para convencer a Valonia, Juncker ha querido dejar claro que las concesiones no alteran "en nada" el contenido del acuerdo comercial, mientras que Tusk ha situado los contactos en el ámbito "educativo".
El jefe del Ejecutivo comunitario, además, ha avisado de que el interlocutor de Bruselas son los Estados miembros y no las regiones, por lo que las conversaciones con Valonia han sido "una excepción". También ha pedido al país que inicie una "reflexión sobre su modelo de funcionamiento" en lo que se refiere a las relaciones internacionales.
Otro de los escollos que ha tenido que superar el CETA ha sido la insistencia de Canadá de exigir visado de entrada a los ciudadanos de dos Estados miembros (Rumanía y Bulgaria) para entrar en su territorio, pese a que ha liberado de esta exigencia al resto de la UE.
El Gobierno canadiense se ha comprometido a retirar esta exigencia para rumanos y búlgaros "a finales de 2017", un compromiso que Trudeau ha evitado exponer en la rueda de prensa, aunque ha sido anunciado por Juncker y recoge la declaración de la cumbre.
DETENIDAS 16 PERSONAS EN UNA PROTESTA ANTICETA
Horas antes del inicio de la cumbre, unas 250 personas se han concentrado en el barrio europeo frente a la sede del Consejo para mostrar su rechazo al acuerdo, según cifras de la Policía ofrecidas a Europa Press.
La protesta ha incluido un intento de varios de ellos por ingresar en el edificio en el que iba a celebrarse la cumbre, pero han sido detenidos sin que lograran superar los controles de seguridad de la entrada al inmueble.
Según ha informado un portavoz policial a Europa Press, un total de 16 personas han sido detenidas por saltar el perímetro de seguridad instalado alrededor de la sede del Consejo y por "deteriorar" la entrada del edificio, en donde han arrojado pintura roja.
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