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Partimos de la idea, junto a muchos otros, de que la UE no va bien ni en lo político ni en lo económico ni en lo social; ni siquiera en lo cultural. No digamos en lo bélico. Seguramente la Comisión Europea —especialmente la Sra. Von der Layen y el Sr. Borrell, ambos elementos incomprensiblemente pugnaces-- está encantada de su labor, lo cual es más preocupante.
En los últimos años, los cigarrillos electrónicos han transformado los hábitos de millones de personas en Europa. Mientras que algunos países han adoptado medidas estrictas para regular su uso y comercialización tanto en vape shops físicas como online, en España las políticas parecen avanzar a un ritmo más lento. Esta situación plantea una pregunta importante: ¿está España rezagándose frente a sus vecinos europeos en materia de regulación del vapeo?
Evidentemente, elegir lo que está bien desde la perspectiva de la conducta es lo exigible a cualquier ciudadano. Me refiero a que es obligatorio respetar y cumplir lo que dicen las leyes vigentes, en beneficio de todos. Los comportamientos individuales son responsabilidad de cada persona. La maldad humana, la crueldad, la violencia, la discriminación, la marginación, el odio y el egoísmo excesivo se observan en las sociedades de todos los países.
En marzo de 2025, la Unión Europea (UE) revisará la reforma de las pensiones y ya ha avisado que pretenden exigirnos nuevos recortes. En los próximos cinco meses nos jugamos mucho para proteger nuestras pensiones públicas. La última reforma incluye una condición, que la UE supervisará la evolución del Sistema Público de Pensiones cada tres años.
Cabe la posibilidad de que la madrugada del sábado 26 de octubre al domingo 27 de octubre asistamos a la antepenúltima vez que en España se ajuste la hora retrasándola (a las 3:00 horas pasarán a ser las 2:00 horas), dando inicio al horario de invierno. Dentro de dos años podría ser la última vez en la que los españoles atrasen sus relojes, debiendo decidirse si se adopta un horario fijo, ya sea el de verano o el de invierno.
El longevo problema del Sahara marroquí ha experimentado una regresión la semana pasada, cuando un Tribunal de Justicia de la Unión Europea se atribuyó competencia por razones que solo pueden responder a la mentalidad colonialista, sobre dos acuerdos de pesca y agricultura firmados entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos.
Se están tomando medidas muy peligrosas sin que se cuente para nada con los sujetos que habrán de padecerlas. Si no véanse muchas de las decisiones de la UE, que pueden recortar o acabar con la protección social de sus estados. Recuérdese el nefasto TTIP. El derecho comunitario impera sobre las constituciones nacionales; una paradoja jurídica dado el menor grado de legitimidad de aquel.
Antes de comenzar hay que hacer una aclaración: la terminología utilizada puede parecer imprecisa, incluso errónea. ¿Por qué? Simplemente porque las cosas son así, imprecisas: no tenemos la culpa de que los nombres de los partidos no se correspondan con sus actuaciones ni los nombres de las actuaciones con sus contenidos. Y no estamos hablando de estrategias, que pueden ser objetivos remotos, sino de tácticas a corto y medio plazo.
Ya no es fácil saber (si es que alguna vez se supo públicamente) cuál era el proyecto inicial de la hoy UE. Las declaraciones y actos de sus representantes jamás han avanzado en paralelo y con claridad. ¿Un gran proyecto para el desarrollo y la coordinación económica de naciones soberanas? ¿Un proyecto político confederal? ¿Un proyecto federal? ¿Un proyecto bienintencionado? ¿Una trampa para encadenar un continente a otro?
La Unión Europea proyecta imponer nuevos aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China a partir de octubre. Si los Estados miembros aprueban la medida, los gravámenes se sumarían a los derechos de importación del 10% que ya se aplican para proteger mediante aranceles la producción local frente a las importaciones chinas injustamente subvencionadas.
Hoy ha entrado finalmente en vigor el nuevo Reglamento de Inteligencia Artificial, una medida legislativa destinada a regular el desarrollo y uso de la inteligencia artificial (IA) en la Unión Europea. Este hito implica que tanto los Estados miembro como las empresas que desarrollan y venden esta tecnología deben prepararse para cumplir con estas nuevas reglas. Si no lo hacen, podrían enfrentarse a sanciones significativas.
Este 1 de agosto entra en vigor el Reglamento de Inteligencia Artificial (IA) de la Unión Europea, una normativa que regula la introducción en el mercado, la puesta en servicio y la utilización de sistemas de IA en la Unión Europea. Su principal objetivo es fomentar el desarrollo y la utilización segura de la IA en la UE, así como garantizar un alto nivel de protección de la salud, la seguridad y los derechos fundamentales.
Es hora de desterrar el estereotipo de que, en otros lugares o en otra época pasada, el césped es o estaba más verde. No. En todo el planeta, la hierba ha perdido su característica e inherente clorofila y se ha ido tornando yerma, seca y gualda. ¿El motivo? Hemos dejado de regarla. Simplemente, nos hemos despreocupado. Creíamos que ya estaba todo hecho. La culpa es únicamente nuestra; de los seres humanos.
Hay dos hechos que preocupan en la UE: la corrupción política y la invasión carca. La primera en España pace y crece junto a Sánchez. En familia, conmilitones y asociados; en el gobierno o cerca. La segunda, la invasión carca, se esconde en el juego político que usa nombres y calificativos y que debe ajustarse añadiendo al adjetivo carca el matiz izquierda que lo define.
Cada argumentación tiene parte de verdad y parte de mentira. O de error. No todo lo que no es verdad ha de ser producto de la mala intención. Este es el caso de: vota, que se dirime tu futuro. Pero, no, el futuro de Europa lleva mucho tiempo delineado.
El 9 de junio, más de 8 millones de belgas irán a las urnas para elegir a los deputados de tres parlamentos: el regional, el federal y el europeo. Viene siendo típico en Bélgica aglutinar estos tres comicios (ya ocurrió en 2014 y 2019), quizá para aglutinar en un «3 en 1» la cita con las urnas, ya que aquí se repele fácilmente el fantasma de la abstención, pues el voto es, al igual que en otros cinco estados miembros de la UE, obligatorio.
Europa se está descristianizando a pasos agigantados. Hay un movimiento de erradicación del Cristianismo de todas las instituciones europeas. De la vida social y hasta de las conciencias de los ciudadanos, lento pero imparable e implacable, que va socavando los pilares de nuestra civilización que han constituido su punto de apoyo durante más de dos mil años.
Hoy día no son pocos los que oyen hablar de democracia europea como quien oye llover. Ni los gobiernos, ni los parlamentos, ni los partidos políticos, ni la mayoría de los medios de comunicación, ni las academias, se esfuerzan para subsanar esta desidia yendo a sus causas y señalando todas las insuficiencias e irregularidades de un proyecto tan abstruso.
De europeístas convencidos que éramos, a cabreadísimos que estamos con la Europa de hoy, la que siguen destruyendo los actuales equipos rectores de las instituciones europeas, con la Sra. Von der Leyen a la cabeza (o más bien al rabo donde quieren situarnos).
El Parlamento Europeo desempeña un papel crucial en la formulación de políticas que afectan a más de 447 millones de ciudadanos. Entre sus competencias se encuentran la aprobación de leyes que impactan en el mercado interior, la protección del medio ambiente, los derechos de los consumidores y la regulación del sector digital, entre otros. Además, el Parlamento tiene un rol clave en la ratificación de tratados internacionales y en la supervisión del gasto comunitario.
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